A todos en alguna ocasión las emociones negativas, como el enfado o la ira, nos han podido. Mantener la calma en todas las situaciones no siempre resulta fácil, especialmente cuando estamos sometidos a estrés o a una sobrecarga de trabajo. Perder la calma o los nervios puede llevarnos incluso a sentir pánico, una sensación de angustia y de vértigo al percatarnos de que nuestras emociones están siendo demasiado fuertes. ¿Cómo controlar la situación?
El truco reside en aprender a responder a esta tensión, de tal manera que podamos controlar las emociones. En primer lugar, es importante identificar las situaciones que más tensión nos provocan o que perturban nuestra calma. A partir de ahí podremos aplicar la técnica específica en función de la emoción que estamos experimentando.
De igual manera, hay que cambiar la forma de ver las cosas, porque en ocasiones nos damos cuenta de que ciertas creencias no nos permiten ver el contexto general de la situación. Hay que pensar en positivo y centrarse en los puntos fuertes de cada uno de nosotros, lo que aumentará la motivación y la felicidad.
Trucos para no perder la calma
- Hacer algo inusual: Cuando estamos estresados, un truco para relajarnos y evadirnos del entorno es escuchar una canción o simplemente hacer algo que distraiga nuestra mente y nos ayude a centrar la atención en otra cosa.
- Cuidarse: Para mantener la calma y aumentar el bienestar es esencial cuidarse, y eso incluye seguir una dieta sana y equilibrada, así como practicar ejercicio físico de manera regular y descansar lo suficiente.
- Apreciar lo que tienes: Estudios recientes han demostrado que la pérdida de control a menudo viene provocada por la insatisfacción con lo que somos o hacemos a diario. Dedicar tan solo 60 segundos al día para apreciar las cosas buenas que tenemos ejerce un efecto positivo en la autoestima, reportando beneficios físicos y mentales.
- Medir las emociones: A lo largo de la vida experimentamos situaciones más o menos estresantes, felices o infelices. Aprender a medir las emociones (es decir, darle la importancia que tiene a cada cosa) nos ayudará a controlar mejor las reacciones y conductas. De igual manera, hay que pararse a valorar la situación que nos provoca esa insatisfacción, y analizar en qué medida está en nuestra mano cambiarlo. Analizando los medios disponibles para resolver el problema encontraremos las soluciones adecuadas a cada situación.
- Respirar antes de hablar. Un estudio norteamericano publicado en 2011 constató cómo concederse unos segundos y respirar profundamente antes de decir o hacer cualquier cosa reduce drásticamente el estrés y el riesgo de malentendidos con la otra parte. Tiempo especialmente importante cuando se trata de emociones como la ira.
- Cultivar la actividad social. Tener una buena relación con la familia, los seres queridos e incluso, adoptar una mascota, ayudan a reducir el nivel de ansiedad y a mejorar el autocontrol. Compartir las dificultades con otra persona, reconocer las limitaciones, relativizar los errores y dificultades permite abordar con éxito las situaciones estresantes. Las relaciones sociales mejoran la energía positiva y la autoestima.
- Hacer una terapia relajante: Hay muchas técnicas, individuales o de grupo, que pueden ayudarnos a mantener la calma. Realizar ejercicios de respiración, realizar yoga o pilates e, incluso, darse un baño relajante, nos ayudará a sentirnos mucho mejor.
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