Una flora intestinal saludable es esencial para el sistema inmunológico

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El sistema inmunológico es un escudo de defensa de nuestro organismo. De ahí la importancia de reforzar las defensas. Y uno de los órganos más importantes para este propósito son los intestinos, los cuales influyen, y mucho, en el sistema inmunológico. A través de los intestinos se eliminan los productos de desecho del organismo, por lo que no debemos subestimar sus cuidados. Y es precisamente aquí donde entra en juego la flora intestinal.

Incluye cientos de especies de bacterias que favorecen el proceso digestivo haciendo además de barrera contra las sustancias perjudiciales y los microorganismos potencialmente dañinos. La flora bacteriana, en determinadas circunstancias, por ejemplo, como consecuencia de la ingesta de antibióticos o en el caso de problemas de desnutrición, se debilita, siendo esencial actuar para recuperar el equilibrio y evitar las consecuencias sobre el sistema inmune. Una flora intestinal débil implica na disminución de las defensas del organismo.

De la flora intestinal saludable depende el equilibrio el sistema inmunológico y es, por lo tanto, esencial su cuidado y prevención. Entre los factores de riesgo se incluyen el estrés, la desnutrición, el síndrome del intestino irritable, y los antibióticos y antibacterianos, cuyo abuso, o el uso frecuente, es potencialmente dañino.

En todos estos casos, es importante enriquecer la dieta con suplementos alimenticios a base de fibra de psyllium, fibra prebiótica que alimenta la microflora intestinal, y las enzimas de la leche, incluyendo bifidobacterias y latobacilli, los principales aliados de nuestra salud.

Como parte de la prevención también es importante la práctica de la actividad física regular, así como favorecer el consumo de alimentos ricos en fibra, oligoelementos, minerales y antioxidantes, como las frutas y verduras; alimentos ricos en bacterias del ácido láctico, como el yogur y el queso. Por su parte, conviene evitar los alimentos grasos o sustancias refinadas y potencialmente nocivas, como el alcohol y las bebidas azucaradas que ponen en peligro el buen funcionamiento del hígado. El agua también ayuda a mantenernos sanos, siendo aconsejable tomar cada día al menos 1,5 litros.

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