Por qué las mujeres buscan un hombre como su padre

¿Qué buscan las mujeres en un hombre? ¿Por qué los prefieren similares a su padre? Hay muchas razones que nos llevan a pensar que seguramente nos gustaría alguien que no tuviera nada que ver con nuestro padre, pero para sorpresa de todas, es al contrario…
Da igual que sean guapos, altos o con un cuerpo diez, lo que muchas veces nos llama la atención de un hombre es que se parezca a nuestro padre. Y es que, ese carácter protector de ellos sobre nosotras, ha calado hondo en el subconsciente sin darnos cuenta desde que éramos pequeñas. No estamos hablando de que tu chico y tu padre sean un calco, pero sí que posean rasgos comunes.

Según un estudio realizado en la universidad de Durham (Inglaterra), aquellas mujeres que siempre han tenido una relación especial y buena con su padre, buscarán en su novio rasgos comunes de personalidad.

También los rasgos dicen mucho de nuestras parejas. Existen ciertos tipos de hombres que nos suelen gustar a las mujeres en general, pero según la psicóloga Lynda Boothroyd y sus compañeros del Instituto de Antropología de Polonia, también en los rasgos influyen los padres. Lo demostraron con el siguiente experimento:

Estudiaron los rasgos de 15 hombres y 49 padres de las mujeres que iban a participar en él. Por otra parte, las mujeres fueron contando la experiencia con sus padres a lo largo de la vida, por lo que unas experiencias eran positivas y otras tantas, negativas.

El resultado final y concluyente fue que las mujeres que durante su vida habían tenido experiencias positivas con sus progenitores masculinos, señalaron como más atractivos a aquellos hombres que tenías rasgos comunes con sus padres.

La psicóloga añadió que: “Esto muestra que el cerebro humano no sólo se construye prototipos del rostro ideal basados en las personas que nos rodean, sino en aquellos con los que tenemos una relación positiva”.

Y es que, si hemos tenido una relación buena con nuestro padre, intentamos repetirla con nuestro chico, pues en el fondo admiramos a nuestro progenitor. Una buena experiencia con un padre no permitiría que estuviéramos con un chico que es un egoísta, por ejemplo.

La primera muestra de amor que recibimos cuando somos pequeños viene del entorno familiar, sobre todo de nuestros padres, y es algo que se nos quedará grabado sin saberlo el resto de nuestra vida.