Preeclampsia: ¿Más riesgos tras el parto?

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Preeclampsia: ¿Más riegos tras el parto? A los especialistas les preocupan tanto los riesgos de la presión arterial elevada antes como después del embarazo, la denominada hipertensión posparto. Un riesgo tras el parto que será mayor si ya durante el embarazo se ha tenido problemas de hipertensión. Motivo por el que los expertos aconsejan realizar un seguimiento durante al menos las 72 horas siguientes al parto, para controlar los riesgos de mayores complicaciones en mujeres diagnosticadas de preeclampsia.
 
La preeclampsia, diagnosticada durante el periodo de gestación, puede hacernos más vulnerables a las complicaciones tras el parto. Esto lo que ha llevado a los especialistas, tal y como recogen los autores de una revisión de un estudio previo sobre los riegos asociados a la hipertensión después del parto y publicada en The Obstetrician & Gynaecologist, a plantear un seguimiento de la paciente durante al menos los tres días siguientes a dar a luz. Una vez que se recibe el alta, el seguimiento se debería mantener, tal y como apuntan los autores, al menos dos semanas. Un control de la presión arterial y, en el caso de que persista, revisar los síntomas por si hubiera alguna causa subyacente.
 
La preeclampsia es un trastorno asociado al embarazo y que, según datos médicos, afecta a entre el 10 y el 15% de las mujeres en torno a la vigésima semana de gestación. Un trastorno caracterizado por el incremento de las proteínas en la orina (proteinuria) y de la presión arterial que debe ser controlado, ya que entre otros riegos puede provocar un parto prematuro.
 
La hipertensión posparto, tensión arterial elevada, puede poner en serio riesgo la salud de la mujer, especialmente si ya se ha tenido este problema durante el embarazo. Pero el aumento de la presión arterial puede producirse después del parto, con síntomas tales como dolor de cabeza, náuseas, vómitos y trastornos de la visión. Las complicaciones de la hipertensión postparto son similares a las de la preeclampsia en el periodo gestacional, al tiempo que requiere adoptar un tratamiento de manera inmediata ya que también puede provocar hemorragia cerebral.
 
La preeclampsia puede poner en riesgo la salud de la madre y del futuro bebé. De ahí la importancia del diagnóstico precoz. Algunos síntomas pueden alertar de la aparición de esta enfermedad, tales como el aumento de más de dos kilos de peso a la semana, la hinchazón de la cara, manos, tobillos o pies, problemas o alteraciones visuales (visión borrosa, sensibilidad a la luz, pérdida temporal de visión), dolor abdominal intenso, dolores de cabeza, vómitos y náuseas. Según explica además la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, SEGO, algunos factores también elevan los riesgos de preeclampsia durante la gestación, tales como el no haber tenido hijos (nuliparidad), la obesidad, la hipertensión crónica, la preeclampsia en un embarazo anterior, la diabetes, patología renal crónica, los embarazos múltiples o la propensión a la formación de coágulos. También hay que apuntar el hábito de fumar entre los factores de riesgos. Así, un estudio realizado por investigadores del Karolinska Institutet, en Suecia, constató que fumar durante el embarazo eleva notablemente los riesgos de padecer esta patología. El tabaco además incrementa los riesgos de bajo peso al nacer del bebé u otras complicaciones.

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