Tener hambre por la noche es mucho más común de lo que pensamos en las mujeres embarazadas. Durante el embarazo, aunque hay que adaptar la dieta a esta etapa y aumentar la ingesta de calorías, también hay que vigilar el peso y evitar engordar más de lo necesario. El picoteo nocturno puede suponer un riesgo para el peso durante el embarazo. De hecho, durante la noche tendemos a quemar menos calorías y, por lo tanto, se gana peso más fácilmente. Convertir en un hábito el picoteo nocturno puede tener otras consecuencias, desde ser una señal del denominado síndrome del comedor nocturno a estar relacionado con trastornos del sueño o de la alimentación. Vamos a ver, más detenidamente, qué hacer si nos entra hambre por la noche durante el embarazo.
Para disminuir los episodios de hambre nocturna durante el embarazo es importante seguir algunos consejos que nos pueden ayudar a evitar las tentaciones. Por ejemplo, tomar un aperitivo antes de la hora de acostarse y evitar, al mismo tiempo, cenas demasiado ricas en hidratos de carbono, así como la ingesta de dulces, ya que estimulan el apetito. Lo mejor es llenar la nevera con verduras frescas como zanahorias, hinojo, apio, bajas en calorías e ideales para combatir los antojos y cuidar al mismo tiempo el peso. Otro buen aliado es practicar algún tipo de actividad física durante el día, adaptada a la condición física de la futura mamá y al trimestre del embarazo. El ejercicio físico favorece el bienestar y reduce el hambre emocional.
El estrés, la ansiedad y las emociones influyen en el apetito, especialmente en el caso de las mujeres embarazadas. Es recomendable hablar con el médico para llevar una dieta equilibrada y para evitar que los ataques de hambre nos roben el sueño durante el embarazo.
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