La anemia o carencia de hierro durante el embarazo es mucho más frecuente de lo que pensamos. Déficit que, en la mayoría de los casos, se puede corregir modificando la alimentación. En otras, es necesario recurrir a los suplementos. ¿Cuáles son los síntomas?, ¿qué debo comer? Te lo contamos.
Entre las dolencias o molestias asociadas al embarazo, una de las más comunes es la anemia o falta de hierro, aunque no la única, porque como también veremos el déficit de ácido fólico puede provocar un tipo de anemia denominada megaloblásitca.
Falta de hierro: síntomas La carencia de hierro provoca la denominada anemia ferropénica. Cuando los niveles hierro descienden en el organismo, también lo hacen los glóbulos rojos. Sensación de cansancio, mareos y debilidad son los síntomas más comunes de la anemia en mujeres embarazadas. Síntomas que también pueden aparecer vinculados al embarazo, por lo que pueden llegar a confundirse. Hay otras señales menos comunes, como la piel más pálida en zonas del cuerpo como los labios, los párpados o las uñas de las manos; las palpitaciones, jaquecas o respiración entrecortada.
¿Por qué las mujeres embarazadas son más vulnerables a la anemia? Durante esta etapa, las necesidades de hierro del organismo son mayores, especialmente durante el segundo y tercer trimestre del embarazo. Por este motivo, además de vigilar la dieta, en algunos casos el médico también recomendará tomar complementos de hierro.
Compensar la falta de hierro en el embarazo es importante, ya que su deficiencia está relacionada con bajo peso al nacer del futuro bebé y con parto prematuro. Además, los expertos consideran que también puede afectar al rendimiento cognitivo y al desarrollo físico del futuro bebé.
¿Qué comer? La alimentación va a jugar un papel fundamental durante todo el embarazo, y especialmente en el caso de falta de hierro. Los alimentos que más favorecen la absorción del hierro son los de origen animal, como carne, huevos y derivados. Además, en la dieta equilibrada de la embarazada, se deben incluir legumbres, espinacas y acelgas, así como frutas cítricas y alimentos ricos en vitamina C, la cual favorece la absorción del hierro. Sólo en el caso de que el médico así lo prescriba, se deben tomar suplementos de hierro, siendo además el médico el que determine las dosis de hierro oral, en función de los antecedentes de la futura madre y del momento del embarazo en el que se detecta la anemia.
De igual manera, tanto la carencia como el exceso de hierro resulta perjudicial, ya que puede estar relacionado con problemas como preeclampsia, eclampsia o crecimiento intrauterino retardado.
Déficit de ácido fólico La falta de ácido fólico, un nutriente esencial en el embarazo, provoca la denominada anemia megaloblástica. Durante los primeros meses la demanda de ácido fólico es muy alta, ya que es esencial para el desarrollo del sistema nervioso del feto. De ahí, que sea muy importante controlar la ingesta de ácido fólico para prevenir anomalías congénitas o defectos neurales. El ácido fólico lo encontramos en alimentos como tomates, espinacas, lechuga, alubias, guisantes, trigo, plátanos, naranjas, fresas, aguacates y pomelos. Generalmente, con los alimentos solo no se consigue el aporte necesario de esta vitamina, por lo que el médico puede prescribir suplementos de ácido fólico, en algunos casos desde el momento en el que se decide ser madre.
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