Sal en la dieta: ¿sí o no?

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La sal es el aderezo más utilizado. Y aunque es el único, sí se ha convertido en el más discutido, especialmente porque abusar de la sal en la dieta puede ser perjudicial para la salud. Sin embargo, el tema de si la sal es un aliado o un enemigo sigue suscitando no pocos debates. Es utilizada especialmente para la conservación de muchos alimentos, y el sodio desempeña una función en el procesamiento de productos lácteos. ¿Cuáles son, por tanto, los efectos de la sal en el organismo?

Beneficios y contraindicaciones de la sal
¿El exceso de sal en la dieta puede dar al traste con todos los esfuerzos por encontrar un peso saludable? Este componente mineral, conocido desde la antigüedad por su papel en la conservación de los alimentos, hoy en día también es de gran importancia en la producción de queso, ya que permite mantener intactas sus propiedades además de reforzar su sabor. El problema de una dieta rica en sodio consiste en el hecho de que, cuando este alimento se consume en exceso, puede causar problemas de salud, sobre todo relacionados con el aumento de la presión arterial. Excederse con la ingesta de sal también puede causar daños en el sistema circulatorio y favorecer la inflamación periférica debido a la retención de agua. Por lo tanto, conviene evitar los platos demasiado salados y que, tomados en exceso, pueden hacernos más vulnerables padecer enfermedades el ictus, la hipertrofia cardiaca, la osteoporosis y cálculos renales.

La cantidad recomendada
La Organización Mundial de la Salud lleva años liderando una batalla contra el consumo excesivo de sal en beneficio de la salud. Así, recomienda reducir la sal en la dieta, hasta un máximo de 2 gramos por día. Sin embargo, entre la preparación casera de las comidas y lo que se toma fuera de casa, los datos médicos constatan que en la mayoría de los casos se supera este umbral, incluso se llega a duplicar el valor recomendado. Como guía recuerda que sólo el 10% de la sal está contenida de forma natural de los alimentos, el 50% proviene de la transformación de los alimentos y el restante 35% es el que añadimos a la preparación de los alimentos durante la cocción.

No se trata de prohibir la sal en la dieta, sino de hacer un consumo responsable y saludable. Es mejor dosificar y, a ser posible, reducir la cantidad que añadimos cuando el agua está hirviendo para cocinar los alimentos. Y nunca está de más probar otros aderezos naturales que también realzan el sabor de los platos.

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