El sedentarismo y una dieta pobre en fibra son dos de las principales causas del estreñimiento, un problema que llega acompañado de molestias como malestar abdominal, hinchazón, gases o pesadez digestiva. Una dieta específica nos ayudará a recuperar la regularidad. A continuación, vamos a ver una dieta diseñada expresamente para limpiar el intestino de residuos tóxicos, así como algunos consejos dietéticos para decir adiós a este molesto problema.
Dieta contra el estreñimiento Para combatir el estreñimiento y para depurar el organismo hay una serie de alimentos que conviene incluir en la dieta. Así, en el desayuno, podemos tomar té con zumo de limón o un vaso de leche con avena. A media mañana, tomar una pieza de fruta; y en la merienda, zumo natural de frutas y verduras. En la comida, comer 80 gramos de pan, un yogur, una taza de caldo de verduras. Para la cena, 80 gramos de pasta o arroz integral y té de hierbas.
La hidratación también es fundamental, por lo que hay que beber al menos 8 vasos de agua al día, tanto para el buen funcionamiento del intestino como del resto del organismo, incluidos los riñones. Un consejo: tomar un vaso de agua con limón en ayunas o un vaso de agua tibia ayuda a estimular la actividad intestinal. Si los síntomas persisten, o en caso de estreñimiento crónico o de estreñimiento en el embarazo, hay que consultar al médico para que, en función de la historia clínica del paciente, prescriba la dieta más adecuada.
Alimentos para combatir el estreñimiento Para los problemas de estreñimiento entre los mejores aliados están los alimentos ricos en fibra. Es bueno incluir en la dieta alimentos como agua de avena, cereales integrales, caldo de carne y verduras, alcachofas, semillas de lino, ciruelas secas, kiwis y zanahorias. Hay alimentos específicos para combatir este problema como el salvado de avena. Sin embargo, no hay que excederse con la ingesta de fibra, ya que un exceso puede tener justo el efecto contrario al deseado.
Entre los alimentos con mayor contenido de fibra también están las legumbres (frijoles, lentejas, guisantes), los frutos secos (almendras, nueces, avellanas), los higos, pasas, ciruelas, pan y pasta de trigo integral, semillas oleaginosas, cerezas, manzanas, peras, melocotones, naranjas y las verduras frescas y cocidas como zanahorias, apio, tomates, pimientos , hinojo, espinacas.
Los probióticos también ayudan a regular el tránsito intestinal. Son bacterias buenas que mejoran la digestión y favorecen la regularidad. Están de forma natural en el intestino, pero pueden disminuir por una alimentación incorrecta, por estrés o por abuso de fármacos o laxantes. Se usan sobre todo los Lactobacillus acidophilus (el yogur es especialmente rico en lactobacilus) y las Bifidobacterias.
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