La terapia sustitutiva hormonal (o terapia de reemplazo hormonal) es el tratamiento que se da a las mujeres al inicio de la menopausia para abordar los cambios fisiológicos propios de esta etapa de la vida y, al mismo tiempo, evitar sus molestos síntomas (entre ellos, los sofocos). Un tratamiento que, no obstante, ha sido objeto de discrepancias médicas y científicas sobre la relación entre beneficios y riesgos para la mujer. Cuando se alcanza la menopausia, el final de la edad fértil, se produce una disminución en la producción fisiológica de hormonas, y que hasta ahora habían servido de escudo protector para la mujer, como por ejemplo, problemas del corazón o de los huesos, como la osteoporosis. Principales motivos por los que la terapia sustitutiva hormonal es beneficiosa para la mujer, aunque no hay que olvidar que, como todos los fármacos, puede tener efectos secundarios.
¿Qué hizo que la terapia sustitutiva hormonal fuera puesta en entredicho? Un estudio, publicado en 2002 y realizado en Estados Unidos, que trató de evaluar los riesgos y beneficios de la administración de estrógenos y progestina en la menopausia, con la participación de 16.000 mujeres de 50 a 79 años. El estudio, que debía durar en principio ocho años, se concluyó antes, a los cinco, debido a que los resultados obtenidos hasta el momento no eran los esperados. De hecho, se detectó una alta tasa de mortalidad cardiovascular y de cáncer de mama en mujeres sometidas a este terapia. Tras su publicación, la alarma social no se hizo esperar, y de hecho durante unos años se reduce la prescripción de esta terapia en mujeres. ¿Estaban en lo cierto los investigadores?
Terapia de reemplazo hormonal: los errores de la vieja investigación científica A la luz de otras numerosas investigaciones científicas realizadas a lo largo de la última década se ha constatado que los datos del estudio que alertaba de sus riesgos partían de un error de base y que habría de alterar los resultados finales, ya que se detectó que el 30% de las mujeres participantes en el estudio ya presentaba problemas de obesidad, hipertensión y otros factores de riesgo cardiovascular, al tiempo que en algunos casos también se había administrado la terapia en dosis excesivas y durante demasiado tiempo.
Directrices para la terapia de reemplazo ¿Cuándo administrar la terapia sustitutiva hormonal? De entrada, hay que tener en cuenta que cada mujer tiene unas necesidades y, por tanto, el tratamiento es individualizado. La terapia debe comenzar a administrarse únicamente a las mujeres que en la transición a la menopausia tienen los molestos síntomas, como los clásicos sofocos, debidos al desequilibrio hormonal, y que también se convierten en un factor de riesgo de cardiovascular y óseo. En las mujeres cuyo descenso no es alto, estos riesgos son menores y, por tanto, en principio no hay razón para administrar la terapia. Las dosis se administran por un período limitado de tiempo: de 18 a 24 meses.
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