Cuidar la alimentación durante el embarazo es una de las premisas fundamentales. Como ayuda extra, te desvelamos las claves para comer con seguridad durante los 9 meses de embarazo.
Entre los múltiples cambios que se producen en el cuerpo de la mujer durante el embarazo, también se incluye el sistema inmunológico, el cual puede volverse más vulnerable frente a determinados problemas alimentarios. De ahí la importancia de cuidar lo que se come y de seguir unas reglas básicas para hacerlo con la máxima seguridad. Esto incluye no solo la selección de los alimentos, sino su manipulación y conservación. Vamos a ver cómo reforzar la seguridad a la hora de comer, tanto dentro como fuera de casa.
Comer en casa durante el embarazo Para preservar la seguridad alimentaria en casa es aconsejable:
- Lavarse las manos y limpiar las superficies con frecuencia.
- Evitar la contaminación cruzada (alimentos).
- Cocinar a la temperatura adecuada.
- Refrigerar rápidamente los alimentos.
Asimismo, en cuanto a la selección de los alimentos en el caso de la mujer embarazada se deben evitar ciertos pescados, como panga, pez espada, caballa rey y tiburón, ya que pueden contener metilmercurio, perjudicial para la salud del feto. De igual manera, para evitar la listeriosis hay que enfriar los alimentos (leche no pasteurizada, frutas y vegetales, por ejemplo) lo más rápido posible y a menos de 4,4 grados bajo cero. Cualquier alimento que haya estado más de dos horas a temperatura ambiente conviene no tomarlo.
Comer fuera de casa durante el embarazo Éstos son algunos de los consejos que debemos seguir para garantizar un menú saludable y seguro para la mujer embarazada:
- Además de asegurarnos que el local o restaurante elegido está limpio, hay que lavarse bien las manos con agua y jabón antes de tocar cualquier alimento. También se pueden utilizar toallitas con base de alcohol o gel.
- No solo hay que elegir los platos, sino saber cómo están preparados, ya que algunas bacterias se pueden esconder muy bien. Así, por ejemplo, los platos deben estar bien cocinados (sobre todo, carnes, pescados y huevos). Si al llegar el plato a la mesa está templado, no lo dudes, devuélvelo.
- Evitar el pescado crudo: Los pescados crudos o los platos que incluyen pescado poco hecho es mejor evitarlos, ya que pueden contener determinadas bacterias o parásitos que, al ser cocinados, se destruyen. Evita tomar ostras, mejillones o almejas.
- Consultar los ingredientes: Si tenemos duda, antes de pedir un determinado plato, es mejor consultar los ingredientes que incorpora. Si aparece alguno de los siguientes, es mejor optar por otro plato: panga, tiburón, pez espada o caballa rey (como hemos señalado antes, puede contener metilmercurio); brotes crudos o germinados (se utilizan sobre todo para las ensaladas); zumos sin pasteurizar (algunos zumos que se preparan al momento pueden no estar debidamente pasteurizados o tratados para ser consumidos sin riesgo para las embarazadas); huevos crudos o poco hechos (se utilizan para salsas o ensaladas, por ejemplo).
- Evitar llevarse las sobras: Aunque es una opción cada vez más común en los restaurantes, sobre todo cuando las raciones son muy grandes, en el caso de la mujer embarazada es mejor desestimarla, ya que se corre el riesgo de no trasportarla adecuadamente (por ejemplo, cambios de temperatura bruscos o el tardar en regresar a casa más de dos horas).
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