La vuelta al cole es un buen momento para recuperar los hábitos alimenticios, los cuales aunque no deberíamos perder en ningún momento, sí tendemos a relajar durante los meses de verano. Y no solo en el caso de los adultos, porque los niñostampoco se libran. Modificar los hábitos alimenticios de manera incorrecta no solo desequilibra la dieta –por ejemplo, comer más dulces o más alimentos grasos-, sino que también aumenta el riesgo de subir de peso, algo que en el caso de los niños los hace especialmente más vulnerables a padecer obesidado sobrepeso.
Con la vuelta al cole no solo hay que preparar la mochila, sino también planificar y recuperar los hábitos alimenticios saludables que, quizá, durante los meses de verano hemos relajado, y empezando por el desayuno, la comida más importante y energética del día. Una dieta desequilibrada no solo se traduce en un aumento de peso, sino en una mayor vulnerabilidad a padecer problemas de salud. Problemas como sobrepeso u obesidad y que cada vez preocupan más a los especialistas por el aumento de su prevalencia entre los más pequeños de la casa.
Adoptar y enseñar unos hábitos nutricionales saludables es la mejor garantía de un crecimiento y desarrollo óptimo de los más pequeños, sobre todo en la edad escolar. Se estima, según datos médicos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, SEEN, que el 10 por ciento de la población infantil de Europa tiene problemas de obesidad.
Durante los meses de verano, relajar los hábitos alimenticios puede traducirse en una mayor ingesta de calorías (bebidas gaseosas, dulces, comida basura…). A esto hay que sumarle el saltarse los horarios de las comidas o picar demasiado entre horas, incluso por la noche, lo cual también puede alterar el sueño.
Hábitos alimenticios saludables
La vuelta al cole marca el regreso a la normalidad y la agenda cotidiana, siendo un buen momento para favorecer el aprendizaje de unos hábitos nutricionales adecuados. Los padres juegan un papel fundamental, por la tendencia de los más pequeños a imitar comportamientos. Comer bien no solo es cuestión de los alimentos que incluimos en el plato, sino también de otros hábitos como el hacer cinco comidas al día, establecer un horario de comidas y procurar que éstas sean en familia y en un ambiente tranquilo y cordial (evitar las discusiones en la mesa, evitar estar pendientes de la televisión…).
No se trata de prohibir el consumo de determinados alimentos, sino de comer de todo de manera adecuada y compensada. Excederse con el consumo de verduras no supone un problema, pero sí el comer de manera frecuente alimentos con elevada densidad energética (dulces, embutidos, helados, bebidas hipercalóricas, alimentos con alto contenido en grasas animales o en carbohidratos de rápida absorción), ya que son los que más favorecen el incremento de peso y de grasa corporal. Es más aconsejable apostar en la dieta infantil por alimentos ricos en fibra, por las frutas, verduras y hortalizas, por los pescados y las carnes blancas. Las mejores opciones para la preparación de los alimentos –sin aumentar las calorías- son al vapor o a la plancha.