La vacuna contra la gripe es una de las herramientas más eficaces para prevenir una de las patologías más comunes durante los meses de frío. ¿Cuáles son sus beneficios?, ¿hay alguna contraindicación o efecto secundario? Vamos a ver más detenidamente todo lo relativo a la vacuna antigripal.
Para prevenir la gripe –cuyo pico de incidencia se dispara cada año en los meses de otoño/invierno- la mejor herramienta es la vacuna antigripal, especialmente beneficiosa en el caso de las personas más vulnerables, como los niños, ancianos y personas que padecen enfermedades crónicas, sobre todo relacionadas con el aparato respiratorio. Sin embargo, pese a que la vacuna es un arma terapéutica extendida todavía hay muchos pacientes que se preguntan acerca de los riesgos, y también los beneficios, que puede reportar el uso de la vacuna como estrategia preventiva contra los síntomas de la gripe. Cada año, las autoridades sanitarias activan las campañas de vacunación para proteger sobre todo a los que tienen mayores riesgos de salud.
Vacuna antigripal: composición
Las vacunas más toleradas son aquellas que están preparadas con virus inactivados y con virus reducidos a solo proteínas. La vacuna se administra una vez al año, antes del inicio de los primeros casos de gripes (entre los meses de octubre y noviembre). También hay una vacuna contra la gripe homeopática, la cual se administra desde septiembre a marzo, con una dosis por semana, llegando a una dosis cada 8 horas, durante 24 horas, en el caso de los primeros síntomas de la gripe y una dosis por la mañana y otra por la noche, durante cuatro días, cuando los síntomas son evidentes.
Vacuna antigripal: beneficios
El objetivo de la vacuna contra la gripe, tal y como explican las autoridades sanitarias, es prevenir la enfermedad y evitar las posibles complicaciones. De hecho, no hay que olvidar que la gripe se asocia con diversas complicaciones, tales como infecciones bacterianas o problemas del tracto respiratorio. También puede complicar enfermedades crónicas, como la diabetes, o aquellas que afectan directamente a los sistemas cardiovascular y respiratorio. La vacuna debe proteger contra los riesgos que están asociados a estas enfermedades. La protección proporcionada por la vacuna antigripal se estima entre un 70-90%. Además, la vacuna contribuye a la interrupción de la cadena epidemiológica de la infección, ayudando a reducir su incidencia y, por tanto, las tasas de hospitalización.
Vacuna antigripal: contraindicaciones
Antes de administrar la vacuna, el médico tendrá en cuenta las posibles contraindicaciones. Por ejemplo, no se debe administrar a aquellas personas que presentan una especial hipersensibilidad a las proteínas del huevo u otros componentes. La única excepción en este caso sería si al valorar los beneficios y los riesgos los primeros resultan mayores, y si cabe la posibilidad de utilizar, en caso de necesidad, la quimioprofilaxis con antivirirales. La administración de la vacuna no debe realizarse en caso de episodios de fiebre.
Por otra parte, la vacuna contra la gripe durante el embarazo no está contraindicada. Diversos estudios científicos han constatado los beneficios de la vacunación para prevenir la gripe y evitar transmitírsela al futuro bebé. Incluso la lactancia materna no es una contraindicación, ya que ésta última no interfiere en la respuesta inmune.
Vacuna antigripal: efectos secundarios
Los efectos secundarios de la vacuna antigripal incluyen reacciones, sobre todo locales, que afectan a la zona en la que se puso la inyección. En este caso, el paciente puede experimentar enrojecimiento, hinchazón, así como dolor en las articulaciones y en los músculos. En general, estas reacciones son de corta duración.
Las reacciones adversas graves, como las neurológicas, son casos muy raros y excepcionales. Lo mismo sucede con los efectos secundarios cardiovasculares, como la pericarditis y vasculitis. Después de la vacunación pueden aparecer dolor de cabeza, neuropatía y encefalopatía.
Entre los efectos gastrointestinales se pueden producir vómitos, visión borrosa o inflamación ocular. También hay que tener que en cuenta que la vacunación se asocia, en algunos casos, a fiebre, malestar general, escalofríos, fatiga, sudoración, agitación y reacciones alérgicas.