La necesidad incontrolable, convertida en obsesión, de asumir el rol de enfermo. Es lo que se denomina trastorno facticio, un trastorno que engloba también el síndrome de Münchhausen (uno de los tipos más severos), y que en términos médicos se define como el fingimiento o producción intencionada de síntomas físicos o psicológicos. El objetivo es asumir el rol de enfermo, sin que exista ninguna otra motivación externa. No es un trastorno fácil de diagnosticar por diversos motivos. Por un lado, la persona puede llegar a creer que realmente padece los síntomas que refiere y puede autoinfligirse los signos físicos; y, por otro, la presencia de estos síntomas facticios no implica que no haya un trastorno verdadero. De hecho, el trastorno facticio está relacionado con alteraciones de la personalidad.
Síntomas psicológicos y físicos
Las personas con trastornos facticios suelen acudir al médico con problemas físicos como fiebre, infecciones autoprovocadas, anemia, retraso en la curación de heridas, quejas de dolores abdominales, lesiones cutáneas, vómitos, diarrea. En muchos casos suelen tener múltiples ingresos hospitalarios anteriores, y no dudan en realizarse todo tipo de pruebas médicas. Además de físicos, pueden aparecer signos psicológicos, como depresión, alucinaciones o conductas extravagantes. Otro rasgo común de las personas con este tipo de trastorno es que relatan su historia de manera dramática y exagerada, pero se muestran vagas e inconsistentes en sus respuestas cuando se le hacen preguntas más detalladas sobre los síntomas. La tendencia incontrolada a mentir, una vez que los resultados de las pruebas médicas resulten negativas les llevará a producir otros síntomas facticios y a quejarse de otras molestias. La visita a médicos y hospitales puede volverse recurrente, y cuando se confirma que su problema real es un trastorno facticio su primera reacción será negarlo y buscar otro centro médico en el que no haya sido detectada su presencia por sintomatología facticia.
El trastorno facticio no debe confundirse con la hipocondría, ya que en este caso la persona lo que manifiesta es una preocupación excesiva por tener una enfermedad grave en base a una interpretación propia que ha realizado de los síntomas que cree tener. La persona que padece trastorno facticio no solo finge la enfermedad sino que lo hace movido por un impulso irrefrenable.
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