La soledad es una de las situaciones más problemáticas en los tiempos modernos y puede tener graves consecuencias sobre la salud
En la era moderna, la soledad se ha convertido en una preocupación creciente para muchas personas.
Sin embargo, incluso antes de estos tiempos, entre el 20% y el 40% de los adultos admitían sentirse solos en algún momento, y entre el 21% y el 70% de los adolescentes también experimentaban esta sensación. Aunque la soledad no es una enfermedad en sí misma, está vinculada a diversas dolencias que afectan la calidad de vida. Por lo tanto, fomentar el contacto social es crucial.
Un estudio de 83 años llevado a cabo por la Universidad de Harvard, el más extenso de su tipo, que involucró a más de 700 personas, ha concluido que las relaciones saludables contribuyen significativamente a una mejor salud física y mental.
La soledad aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como problemas cardíacos o accidentes cerebrovasculares, en un 30%. Contrariamente, compartir sentimientos con alguien puede reducir los efectos del estrés en el corazón, según una investigación de la revista «Heart». El aislamiento prolongado lleva a una sensación de amenaza subconsciente, lo que mantiene al cuerpo en un estado de «hiperalerta» que aumenta la inflamación y, a largo plazo, puede disminuir la capacidad para combatir infecciones. Por el contrario, relacionarse con otras personas puede ayudar a relativizar los problemas y fomentar la relajación, liberando hormonas inmunopotenciadoras, según la Sociedad Española de Inmunología (SEI).
La soledad forzada se asocia con un deterioro cognitivo acelerado y aumenta el riesgo de demencia en un 64%. Por otro lado, las personas mayores con un sólido círculo social y buenas relaciones familiares están protegidas contra la pérdida de memoria, especialmente las mujeres. Además, la soledad puede desencadenar insomnio, incluso en jóvenes. Un estudio realizado en el King’s College London encontró que los jóvenes que se sienten más solos tienen un 24% más de posibilidades de experimentar insomnio. En cambio, una salud social positiva reduce el estrés y la ansiedad, asegurando un mejor sueño.
El aislamiento social se relaciona con un 30% más de riesgo de muerte prematura, siendo más peligroso para los adultos menores de 65 años en circunstancias similares. Esta situación también puede aumentar los niveles de inflamación y, por lo tanto, el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Fomentar las relaciones sociales puede ser útil para prevenir esta enfermedad, según la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD).
Es importante distinguir entre la tristeza y la soledad ya que uno puede sentirse solo incluso en compañía. Relaciones sólidas y de confianza son cruciales para proteger contra enfermedades mentales y la pérdida de memoria.
Tener una salud social robusta se considera tan importante como una dieta equilibrada o la actividad física, según organizaciones internacionales como la Universidad de Harvard y el Gobierno austriaco, que han incluido este componente en la pirámide nutricional.
Alimentación para el Ánimo: Las vitaminas del grupo B, como la B1, B2, B12 y el ácido fólico (B9), son vitales para la salud del sistema nervioso e inmunológico, además de contribuir al bienestar emocional.
Ejercicio y Contacto Social: Actividades como caminar o practicar tai chi en grupo pueden reducir la sensación de soledad y brindar los beneficios adicionales del ejercicio físico.
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