Los niveles de colesterol, glucemia, presión arterial, triglicéridos y el perímetro abdominal son los 5 factores que están detrás del denominado síndrome metabólico. Un conjunto de alteraciones que tienden a presentarse juntas y que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares o angina de pecho, entre otras) o diabetes. Aunque la relación entre estas alteraciones era conocida desde antes, no sería hasta el año 1998 cuando la Organización Mundial de la Salud, OMS, diera al conjunto el nombre de síndrome metabólico. Según datos de la Sociedad Española de Medicina Estética, SEME, uno de cada tres españoles padece síndrome metabólico.
¿Qué es?
El síndrome metabólico, tal y como lo define la Sociedad Española de Cardiología, es una combinación de alteraciones, las cuales pueden aparecer de forma simultánea o secuencial. Los cinco criterios o factores de riesgo que determinan si estamos ante un síndrome metabólico son:
Precisamente, aunque la prevalencia del síndrome metabólico, según los datos recogidos en el estudio DARIOS, es similar tanto en hombres como en mujeres, a partir de una determinada edad (a medida que envejecemos), se duplica entre estas últimas. El motivo podría estar relacionada con la etapa de la menopausia y el descenso en la producción de estrógenos que actúan como un protector durante la edad fertil. Además, las mujeres con síndrome metabólico tienen más posibilidades de sufrir un trastorno cardiovascular que las que no lo padecen, en concreto un 2,5% más de probabilidades.
Síntomas
Según la Asociación Americana del Corazón, deben darse tres o más de las siguientes alteraciones:
En el caso de las mujeres constituye un riesgo cuando está por encima de los 88 centímetros (102 en el caso de los hombres).
Cuando está en niveles inferiores a 40 mg/dl de sangre en los hombres y por debajo de 50 en las mujeres.
Cuando la glucosa en ayunas se sitúa en más de 110 mg/dl de sangre, en hombres y mujeres.
Cuando es igual a mayor de 13 de máxima y de 8,5 de mínimo, en hombres y mujeres.
Causas
Influyen factores heredados, pero sobre todo el estilo de vida sedentario y el exceso de calorías en la dieta (una dieta hipercalórica en grasas y carbohidratos). Las alteraciones se producen cuando la insulina no puede controlar el exceso de glucosa en sangre.
Prevención y tratamiento
Cambiar el estilo de vida y adoptar una serie de hábitos sanos y equilibrados son claves para perder el exceso de peso, controlar la presión arterial y la hiperglucemia y mejorar la resistencia a la insulina. Para ello conviene:
En algunos casos, la modificación de las conductas y el estilo de vida requiere ir acompañado de un tratamiento farmacológico, para reducir los niveles de triglicéridos y aumentar el colesterol bueno (HDL).
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