Si tu carácter cambia cuando te pilla un atasco quizá padezcas el síndrome de ira al volante. ¿Te impacientas demasiado al volante y tu mano se pega al claxon?, ¿descargas tu malhumor con el resto de conductores? Perder los nervios o dejarse llevar por la ira cuando conducimos es otra manera igual de peligrosa de poner en riesgo nuestra seguridad y la del resto de conductores.
Todos en algún momento, hombres y mujeres por igual, hemos perdido los estribos al volante, pero cuando se convierte en algo común tiene un nombre. Agresividad al volante que no todos manifestamos en la misma medida, y es que entre otros factores que desencadenan esta conducta se incluye la propia personalidad.
Los ataques de ira al volante generan estrés, pérdida de atención, aumento de la fatiga, mayor transgresión de las normas de Tráfico (como no respetar la distancia de seguridad) y la adopción impulsiva de decisiones incorrectas. Síndrome de ira al volante que no solo en pone en riesgo la seguridad del conductor, sino también la de los ocupantes y el resto de usuarios (conductores, peatones…).
Pero, ¿qué causa la agresividad al volante? La ciencia busca la respuesta. Según un estudio realizado en la Universidad de Temple (Filadelfia) la causa radica en algunos rasgos de la personalidad, y que pueden hacer que hasta la persona más tranquila y educada prácticamente se transforme al ponerse al volante.
Según las conclusiones de los investigadores, las personas narcisistas y competitivas en el trabajo son las que tienden a dejarse llevar por las situaciones estresantes al conducir y a interpretar las reacciones de los demás como una provocación. A esto hay que sumar el propio estrés al que podemos estar sometidos en el día a día y que dificulta el control de las emociones.
Los expertos también apuntan a la percepción del vehículo como una propiedad en la que nos sentimos seguros, y cualquier situación que percibamos como una vulneración de esa seguridad (desde una maniobra agresiva a una simple distracción de otro conductor que nos ha impedido adelantar) puede dar lugar a una respuesta agresiva o de enfado.
Controlar la ira al volante pasa por evitar el estrés y las prisas para no ser una fuente de nuevas hostilidades, porque no podemos olvidar que nuestro enfado al volante es un detonante también para la agresividad de otros conductores. Toma nota de estos sencillos consejos para mejorar la conducción y seguridad al volante:
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