El nuevo aumento de temperaturas que ha llegado a España puede provocar un aumento de riesgo de sufrir un golpe de calor.
Ha llegado una nueva ola de calor a España y ya se está sufriendo sobremanera. Los termómetros están marcando en algunos sitios más de 45 °C, no bajando en muchos puntos de los 40 °C. Esto ha provocado un riesgo extremo qué ha puesto en alerta a media Península Ibérica y que obliga a tomar las mayores precauciones posibles ante la posibilidad de sufrir un golpe de calor.
Los golpes de calor son una constante si una persona acaba exponiéndose demasiado a unas temperaturas que el cuerpo humano no puede soportar en exceso. El riesgo es alto y puede llegar, en el peor de los casos, a provocar la muerte. No obstante, no temas porque esto ocurre en un porcentaje muy bajo de los casos.
Actuar ante un golpe de calor
Lo primero que hay que tener en cuenta es que un golpe de calor consiste en el aumento de la temperatura corporal debido a una exposición prolongada al sol o por una actividad física. Esto se puede producir en el momento o debido a una exposición prolongada con varios días de altas temperaturas.
Los síntomas que se pueden sufrir tienen que ver con el calor, la sequedad, dolor de cabeza, mareos, confusión, debilidad muscular, calambres, vómitos, náuseas, aumento del pulso cardíaco y pérdida de conciencia. Ante cualquiera de estos síntomas habría que actuar con responsabilidad porque puede ser un gran problema.
Una de las cuestiones que hay que dejar clara es que si ves a alguien que tenga estos síntomas lo primero y más importante que tienes que hacer es llamar a urgencias. Mientras se produce la espera habría que intentar enfriar el cuerpo y para ello es esencial quitar la ropa y estar en una habitación oscura embadurnando el cuerpo con paños de agua fría. El objetivo es refrescar y reducir la temperatura corporal y esto podría hacerse también con una ducha fría y bebiendo agua fresca poco a poco mientras se abanica.
No es lo mismo que el agotamiento por calor
Hay que tener clara la diferencia entre un golpe de calor y el agotamiento por el mismo. Si hay varios días de elevadas temperaturas, algo lógico en verano, puede producirse altos niveles de sudoración que reduzcan los fluidos corporales. En este sentido los síntomas van desde una debilidad y sentimiento de fatiga y pueden concluir en mareos, náuseas o desmayo.
Para actuar ante un agotamiento por calor lo importante es descansar en un lugar fresco e hidratarse con bebidas frescas y zumos. Si los síntomas empeoran habría que consultar con un médico.