Cuando en una analítica de sangre se detecta que el hierro sérico está en niveles altos, estamos ante lo que se denomina sideremia o hipersideremia. Pero, ¿por qué produce este desequilibrio del hierro?, ¿qué podemos hacer para regular los niveles? Como vamos a ver, el hierro sérico es el valor que determina el nivel de hierro en la sangre.
¿Qué significa? Por el término de hierro sérico se entiende la presencia en la sangre de altas concentraciones de hierro. En particular, cuando se realiza una analítica se mide la cantidad del mineral ligada a la transferrina, la proteína que transporta el hierro en el torrente sanguíneo. Los exámenes determinarán si los valores de hierro sérico son superiores a 150 mcg/dl en hombres, 160 mcg/dl en mujeres y 119 mcg/dl en niños.
Síntomas y consecuencias Cuando los niveles de hierro en la sangre son más altos de lo normal conviene vigilarlos, ya que pueden ser causa de algunas anomalías. Entre los síntomas más comunes se incluyen la fatiga, ansiedad, depresión, trastornos del estado de ánimo, dolor en las articulaciones y pérdida del cabello. Además, la sideremia también puede provocar alteraciones del ritmo cardíaco, como arritmia o taquicardia, problemas de fertilidad y hacernos más vulnerables a padecer trastornos metabólicos y del sistema nervioso.
Causas más frecuentes Es díficil hablar de una causa concreta que provoque el aumento de hierro sérico, si bien hay una serie de factores de riesgo que conviene conocer. En primer lugar, la dieta. Los hábitos alimenticios, como el llevar una dieta demasiado rica en alimentos con alto contenido de hierro, puede ser un desencadenante. Asimismo, la presencia de enfermedad hepática o la administración de ciertos medicamentos también pueden aumentar los niveles de concentración de hierro en sangre. No se debe subestimar tampoco el papel desempeñado por ciertos trastornos de la sangre o de otros desequilibrios.
¿Qué hacer? Si tras una analítica descubrimos que nuestro hierro sérico es alto, ¿qué hacer? Hay varias estrategias para combatir el problema y vigilar el hierro sérico. Lo primero es revisar la dieta y seguir una alimentación especial, donde el hierro no sea el protagonista. Así, conviene optar por las fibras, la fruta y las verduras. Asimismo, esta dieta puede ir acompañada de la prescripción de algún fármaco específico por parte del médico, para facilitar la eliminación del exceso de hierro.
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