Problemas de sueño: ¿Síntoma de Alzheimer? Las alteraciones del sueño podrían adelantarse a la pérdida de memoria, el síntoma más característico de esta enfermedad, y a otros problemas cognitivos. Es la conclusión alcanzada por los investigadores en un nuevo estudio que ha indagado en si la relación entre la pérdida o cambios en el sueño con la aparición del Alzheimer va más allá, una patología que todavía arroja muchos interrogantes sobre su origen y evolución. Y es que hasta ahora se sabe que los problemas de sueño son un trastorno asociado del Alzheimer, pero ¿y si fuera una de las primeras señales?
Los cambios en los patrones del sueño son, como constatan los investigadores, un síntoma más del Alzheimer, un síntoma que hasta ahora no se había desvelado como tal. Los resultados del estudio llevado a cabo por la Escuela de Medicina de St. Louis de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, avalan la hipótesis de la que partieron los investigadores. Y es que los problemas de sueño pueden adelantarse a otros síntomas más característicos y conocidos, como los problemas cognitivos o la pérdida de memoria. El trabajo ha venido a confirmar que hay una relación entre las alteraciones del sueño y las placas cerebrales, como algunos de los investigadores participantes en este estudio ya habían observado en estudios anteriores. Las placas de Alzheimer, como explican los investigadores, interfieren en el sueño y esta falta, a su vez, genera la formación de las propias placas. Es decir, hay una conexión con capacidad trabajar en una doble dirección.
Los investigadores resaltan además que este hallazgo no solo permite mejorar el diagnóstico del Alzheimer, sino también el tratamiento, ya que los problemas de sueño, una vez diagnosticada la enfermedad, podrían alertar de si las terapias o los tratamientos están dando los resultados esperados. Tal y como hemos señalado, las personas con Alzheimer es común que tengan problemas para dormir, pero los investigadores van más allá para demostrar que no solo es un trastorno asociado, sino que puede ser la primera señal que nos alerte de la aparición de una enfermedad conocida por la pérdida de los recuerdos.
Un total de 145 voluntarios del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer y la Universidad Charles F. Knight Joanne, con edades entre los 45 y los 75 años, participaron en este estudio. Ninguno de ellos presentaba ningún problema cognitivo al inicio de la investigación. Como parte de otra investigación se habían analizado las muestras de los fluidos espinales de todos los voluntarios para detectar los marcadores del Alzheimer, resultando que 32 de ellos presentaban patología preclínica, es decir, posible presencia de placas amiloides en el cerebro.
Durante dos semanas los voluntarios anotaron sus rutinas de sueño (hora de irse a dormir y levantarse, siestas) y se controlaron sus movimientos durante el sueño con un sensor en la muñeca. Los pacientes que presentaban Alzheimer preclínico tenían una menor eficiencia del sueño (80%), aunque pasaran más tiempo en la cama, frente a los que no presentaban ningún marcador de la enfermedad (83,7%). También se detectó que eran más tendentes a echarse la siesta. El resultado más sorprendente fue que aquellos que presentaban una eficiencia del sueño menor al 75% eran hasta cinco veces más vulnerables a padecer Alzheimer que aquellos que dormían sin problemas.