Pie diabético: Consejos para evitar lesiones

El pie diabético es una patología frecuente en las personas con diabetes, producido por el daño de las arterias periféricas que irrigan el pie y que, entre otros síntomas, provoca pérdida de sensibilidad, aparición de úlceras o mayor riesgo de infección de heridas. La prevención es clave para evitar lesiones, siendo el pie del paciente diabético especialmente sensible a los traumatismos, trastornos sensoriales (por los daños a los nervios periféricos), úlceras de la planta del piel o atrofia de la piel, entre otras.

Prevención del pie diabético

El control de la diabetes es clave para prevenir, retardar o reducir los síntomas del pie diabético. De hecho, la ausencia de síntomas no significa que los pies estén sanos, ya que algunas neuropatías, trastornos vasculares periféricos e, incluso, úlceras cursan sin dolor. Es importante que los pies sean inspeccionados periódicamente por un profesional sanitario y, en caso de aparición de una ampolla, rasguño, llaga o corte, informar inmediatamente al médico. Entre las recomendaciones de los expertos (recopiladas por el Consenso Internacional sobre el Pie Diabético) para una adecuada prevención y cuidados de los pies:

  • Inspeccionar cada día el pie para detectar posibles ampollas, hemorragias o lesiones, sobre todo en el talón y la planta del pie.
  • Cambiar de zapatos y de calcetines (sin costuras o con las costuras hacia fuera) dos veces al día.
  • Inspeccionar y palpar cada día el interior de los zapatos.
  • Evitar los zapatos apretados o con bordes irregulares o costuras desiguales.
  • Evitar caminar descalzo o llevar zapatos sin calcetines.
  • Salir a caminar a diario.
  • Dejar de fumar.
  • Utilizar siempre zapatillas amplias en espacios húmedos (piscina, playa…).
  • Sumergir los pies en agua y jabón durante 5 minutos y, a continuación, secar bien.
  • La temperatura del agua no debe ser superior a 37º C.
  • Aplicar crema hidratante después del baño, evitando hacerlo entre los dedos.
  • Evitar la presión de las sábanas y mantas de cama en los pies.
  • Evitar las bolsas de agua caliente o las almohadillas eléctricas para calentar los pies.
  • Cortar las uñas de forma recta (sin apurar el corte) y limarlas con suavidad.
  • Acudir al podólogo en caso de aparición de callos o uñas encarnadas.

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