Se trata de una parte de nuestro cuerpo que por momentos se ha olvidado pero que tienes que tener en forma para tus entrenamientos.
Tanto si eres una persona asidua al gimnasio como si te has metido en dinámica hace poco, seguro que ya te habrás hecho una idea de lo que es el core, de cómo tienes que fortalecerlo y de las propiedades beneficiosas que tiene para todo el resto del cuerpo y los ejercicios que realizarás para ponerlo al cien por cien de sus posibilidades.
Core es la traducción de núcleo en inglés. Es el tramo que discurre entre los hombros y las caderas, conformado tanto por músculos como por sistema óseo, incluyendo también espalda y glúteos. El core no solo es el abdomen, ya que muchos se quedan solo en esa zona del cuerpo.
Entrenar el core debe entenderse de una forma uniforme, no se pueden dividir los ejercicios y trabajarlo de una forma aislada. Aquí tienes que poner a prueba el equilibrio que puedas tener y la estabilidad de tu cuerpo. Es de la única forma en la que todo el sistema muscular se pondrá bajo presión y crecerá en fuerza y definición. Tienes que saber jugar con los diferentes planos y ejes para la intervención de las diferentes zonas que quieres trabajar.
El trabajo de core es esencial para el cuerpo
Desde la postura corporal hasta el rendimiento general, todo eso repercute en beneficio cuando trabajas bien el core. Estamos hablando que es el centro de gravedad y que de él depende la estabilidad y la coordinación. Una correcta activación del mismo, tras sesiones de entrenamientos, hace que reduzcamos el trabajo de otros músculos que en ese momento no tienen porque trabajar.
Es el perfecto analgésico para las dolencias de espalda y lumbalgia, ya que tiene el beneficio de reducir las lesiones ocasionadas en los diferentes deportes que realizamos. Aunque tenemos que tener en cuenta que hay deportes que de por sí están diseñados para mejorar el core, aquellas que están orientadas principalmente a la meditación como son el yoga, pilates o bodybalance.
El no tener un core diseñado y trabajado supone que subamos el porcentaje de padecer lesiones en zonas como las rodillas, la espalda o el cuello. El ejercicio más común para trabajarlo es la plancha, situándote en posición de realizar una flexión, pero con los codos en el suelo, resiste unos segundos con la espalda totalmente recta. También puedes elevar las piernas al pecho echándote boca arriba en el suelo, es otro ejercicio que también funciona bien, o las dos versiones del escalador, tanto normal como cruzando rodillas.
El trabajo del core ha venido para quedarse y deberías tenerlo en cuenta en el calentamiento de todos tus entrenamientos, más si cabe, en el calentamiento de la alta competición si realizas algún tipo de deporte.