La neofobia puede manifestarse de diversas formas, siendo una de las más comunes la neofobia alimentaria. Dicho de otra manera, la aversión a nuevos alimentos y sabores y que no solo es cosa de niños, también de adultos. La neofobia, en los casos más severos, se traduce en ansiedad, miedo y estrés, pudiendo desencadenarse no solo ante una situación tan común como el probar nuevos alimentos o distintos a los de nuestra dieta habitual, sino ante cambios del entorno social o familiar.
Aversión a los alimentos que ha sido objeto de investigación. Así, según un estudio británico, publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition, el rechazo a probar e incorporar nuevos alimentos se hereda de padres a hijos. Neofobia alimentaria que puede traducirse en una dieta más pobre al restringir el consumo de algunos alimentos.
Neofobia en niños y adultos
La neofobia se considera una etapa normal por la pasan la mayoría de los niños, si bien remite en torno a los cinco años. El problema radica cuando los padres se muestran excesivamente permisivos o cuando se comete el error de no enseñar a los niños a comer de todo, porque se da la circunstancia de que son alimentos como las frutas y las verduras los que más tienden a rechazar los niños. En algunos casos, la fobia por probar e incorporar nuevos alimentos a la dieta puede mantenerse en la edad adulta. En estos casos, no solo se volverán muy exquisitos a la hora de comer, sino que esta aversión alimentaria puede causar problemas y desequilibrios nutricionales. La alimentación de las personas que padecen neofobia es mucho menos variada. De hecho, diversos estudios han subrayado que la rutina en la dieta suele conducir a un consumo excesivo de alimentos que, en realidad, deberíamos tomar solo de forma de ocasional.
Qué hacer
En el caso de los niños, es fundamental que desde la infancia adquieran buenos hábitos en la mesa. Para ello, es importante respetar las horas de las comidas, sentarse a la mesa en un ambiente distendido, hacer partícipes a los niños de la compra y preparación de los alimentos y, sobre todo, como padres, es fundamental dar ejemplo.
En el caso de los adultos, puede ser necesario contar con ayuda médica para superar el miedo a introducir nuevos alimentos en la dieta. Lo más importante es no forzar, sino ir paso a paso y con paciencia, incluyendo nuevos alimentos poco a poco. También puede ser de gran ayuda cocinar para ir descubriendo nuevos ingredientes y evitar su rechazo.
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