El ajetreo constante y la capacidad de multitarea que estamos adoptando han provocado, en los últimos años, un aumento del estrés y la asiedad en la mayoría de la población. Vivimos pensando siempre en las preocupaciones futuras, es más, el futuro termina siendo una preocupación y el pasado un peso que tenemos encima. La clave para combatir todo esto no es otra que vivir plenamente el presente, y de eso se encarga el mindfulness, descubre los beneficios de esta práctica.
El origen del Mindfulness
Mindfulness en inglés significa atención plena. Es decir, vivir plenamente el presente. Esto implica fijarse conscientemente en el entorno que nos rodea y sobre todo sentirnos parte de él, mezclarnos en el ambiente y no quedarnos en un rincón contestando whatsapps o mirando el correo electrónico. Vivir plenamente no es otra cosa que VIVIR sin ataduras y tranquilos.
El mindfulness que conocemos en occidente encuentra sus raíces en la tradición budista Vipassana, un movimiento cuya característica fundamental es tomar conciencia plena del momento presente sosteniéndose sobre tres pilares básicos: la impermanencia, la insatisfacción y la relación con uno mismo. Estas normas fundamentales budistas comenzaron a aplicarse en la década de los 70 en los Estados Unidos para tratar el creciente estrés que amenazaba la sociedad; y dio resultado, desde entonces su uso se ha extendido como la pólvora y a parte de terapias existen sesiones conjuntas de mindfulness con diferentes ejercicios. Una buena dieta es además el complemento perfecto a esta disciplina. Por mucho que se tratate de un tipo de meditación, no es igual que el yoga, así como el yoga no es como el pilates. Dejar que todo fluya es la norma fundamental del mindfulness.
Ayuda a ser creativo
A parte de reducir los niveles de estrés o ansiedad, el mindfulness nos hace más creativos. Conseguir una atención plena respecto del entorno estimula nuestro cerebro y hace que seamos más receptivos a nuestras propias ideas. La gente creativa siempre se fija en los pequeños detalles de las cosas y eso es lo que pone en práctica esta disciplina. Prueba a mirar un objeto fijándote en cada mínimo detalle y concentrándote sólo en lo que ves.
La respiración
Como en muchas técnicas de meditación, la respiración está íntimamente ligada a un estado de relajación. Existen muchos tipos de respiración. Para engancharte al mindfulness empieza con este sencillo ejercicio de la respiración cuadrada: Inspira el aire, no mucho, lo suficiente para sentir el pecho algo lleno. Mantén el aire dentro de ti, expúlsalo poco a poco por la boca y mantén algún segundo el vacío de tu cuerpo. Practica con regularidad esta respiración y sentirás como vas relajándote y pensando más en tu presente.
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