¿Meningitis tuberculosa? Síntomas, causas y tratamiento. Las nociones básicas que debes conocer sobre una enfermedad que, aunque está considerada de baja prevalencia, si no se diagnostica a tiempo puede tener serias consecuencias para la salud.
La responsable de la meningitis suele estar relacionada con una infección respiratoria, si bien en el caso de la meningitis tuberculosa la causa es una bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis y que afecta al cerebro y a la médula espinal. Los síntomas de esta patología son:
- Fiebre
- Convulsiones
- Inapetencia
- Cefaleas
- Vómitos
- Cuello rígido
- Pérdida de conciencia
- Dolores musculares
En el caso de los niños, los síntomas se acompañan de irritabilidad, llanto continuo, aparición de manchas en la cara y problemas para mantenerse despierto.
Para diagnosticar el tipo de meningitis, es necesario practicar una punción en la columna y realizar una prueba del líquido extraído de la médula espinal. El tratamiento, a base de combinaciones de medicamentos contra la tuberculosis y reposo, es largo, aproximadamente un año. Una vez finalizado, el paciente tendrá que seguir con las revisiones para evitar que se produzcan recaídas.
Si se ha detectado un caso y para evitar la transmisión, las personas más cercanas al enfermo o que hayan estado en contacto con él (compañeros de trabajo, de clase, por ejemplo) durante el periodo de incubación (unos diez días antes) tendrán que seguir un tratamiento.
Estamos ante una enfermedad que si no se diagnostica a tiempo, o no se recibe tratamiento, puede dejar secuelas, tales como lesiones cerebrales, trastornos de conducta, ataques epilépticos o problemas de movilidad. Por ello, ante la sospecha de una posible meningitis, se recomienda acudir rápidamente a un centro médico.
La vacunación contra la meningitis es la mejor manera de prevenir, sobre todo en el caso de los niños. A ello hay que sumar un diagnóstico rápido para evitar nuevos casos. Asimismo, es aconsejable revisar los hábitos de higiene y cubrirse la boca al toser.