El mangostino -también denominado mangostán, jobo de la India o Garcinia mangostana – es una fruta tropical que, además de jugosa, es nutritiva y aporta interesantes beneficios para la salud. Vamos a ver, más detenidamente, los saludables argumentos para incluir en nuestra dieta, recordando además la importancia de apostar por las frutas -así como verduras y hortalizas- para seguir una alimentación sana, variada y equilibrada. El mangostino es especialmente apreciado por su contenido en antioxidantes y, en particular, fitonutrientes.
A diferencia de otras frutas, el mangostino madura a lo largo de todo el año. Se puede tomar solo, en zumo, combinado con otras frutas como uvas, plátano o melón; e, incluso, en infusión, cociendo los frutos. También puedes añadir mangostán como un ingrediente más de algunas sugerentes recetas, desde una ensalada de frutas a una mousse de chocolate y mangostán. Con el mangostino también se elabora extracto y, con la cáscara, suplementos nutricionales, ya que curiosamente es la parte que concentra el mayor nivel de antioxidantes. En la cáscara, por ejemplo, encontramos niveles elevados de xantonas, las cuales aportan energía y protegen de los radicales libres.
Propiedades
De corteza dura de color rojizo e interior blanco, el mangostino aporta una buena dosis de minerales, como calcio, sodio y potasio, siendo una fruta recomendada en caso de fatiga, cansancio (físico y mental) y para prevenir los calambres musculares. Contiene fibra y vitaminas (sobre todo B y C). También es una fruta aconsejada para reforzar las defensas, controlar los procesos inflamatorios, reducir los riesgos cardiovasculares, controlar el colesterol y aliviar los episodios de fiebre. Al mangostino se le atribuye un efecto antibiótico, antidepresivo, cicatrizante, preventivo en problemas de piel o alergias y, tomado en infusión, un efecto depurativo.
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