Ya de por sí los virus y bacterias pueden estar presentes en los objetos y rincones más insospechados de nuestra propia casa, pero es que hay lugares públicos que reúnen las condiciones idóneas para crear un hábitat perfecto para estos huéspedes microscópicos. Son lugares que, solo por la cantidad de gente que transita, se convierten en un escenario mucho más propicio para la acumulación de virus y bacterias, lo que a su vez nos hace más vulnerables a su exposición en estos lugares públicos.
El mejor consejo es ser precavidos con la higiene en estos espacios público, lavándonos las manos y utilizando geles antibacterianos y toallitas desechables. Sin embargo, no siempre somos conscientes de que hay determinados lugares que a los que conviene prestar especial atención, desde los botones de los ascensores, a las cestas de la compra o los grifos del gimnasio. Te desvelamos en este particular ránking los lugares públicos con más acumulación de virus y bacterias.
- El ascensor: Utilizado, en algunos casos, por cientos de personas a lo largo del día, pulsando sus botones y tocando sus puertas. Cada vez que toquemos un botón de un ascensor de un lugar público, hay que evitar tocarse la cara (nariz, labios y orejas) antes de lavarse las manos.
- El cajero automático: Algo similar sucede con el teclado del cajero automático. Las manos son un vehículo estupendo para los virus y bacterias, así que, después de completar la operación para sacar dinero (salvo que lo hagamos con guantes), es mejor lavarse las manos.
- El carro del supermercado: O las asas de las cestas de la compra, tocadas por cientos de personas a lo largo del día, y no todos cumplen a rajatabla con las normas básicas de higiene de lavarse las manos a menudo.
- Objetos de los restaurantes: Las cartas del menú, el salero, la aceitera… en apariencia inofensivas, pero igual que en los anteriores, son muchas las manos por las que pasan a lo largo del día. De hecho, el salero y el bote de la pimienta son dos de los objetos más sucios que tocamos todos los días.
- La barra del bar: Parece limpia, y de hecho los camareros se esfuerzan en que esté reluciente, pero sin querer es el blanco de todas las manos y dedos. Para prevenir cualquier riesgo, mejor lavarse las manos después de tomarse un café en la barra. Según las estadísticas, solo el 67% de las personas que dicen lavarse las manos lo hace realmente.
- El gimnasio: Los aparatos y equipos, los grifos de la ducha… cualquier objeto que haya sido tocado por numerosas manos es más proclive a almacenar virus y bacterias.
- Las fuentes públicas: Pueden ser una fuente extraordinaria de contaminación si no se siguen las lógicas medidas de higiene. Así, por ejemplo, hay que evitar rozar la boca directamente con el grifo.
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