Las nuevas tecnologías, y esto es una realidad, al igual que han traído consigo grandes ventajas, también tienen una cara negativa. Y es que su uso excesivo, especialmente entre los más jóvenes, ha dado lugar a nuevas formas de adicción. Abusar del uso del móvil, de las redes sociales, del Whatsapp… puede conllevar una severa dependencia. Nuevos términos surgen al mismo tiempo para definir a las que ya están consideradas como las nuevas enfermedades de los adolescentes. El apego al móvil, la necesidad imperiosa de estar conectado las 24 horas del día, y el constante envío de mensajes que llegan incluso a sustituir el diálogo cara a cara están detrás de estas nuevas formas de adicción.
Adicciones a las nuevas tecnologías
También se conocen como adicciones sin drogas, aunque no por ello menos peligrosas para la salud psicológica de quien padece una absoluta dependencia de las nuevas tecnologías. ¿Cuáles son las más preocupantes?, ¿sabes que hay detrás del like adiction o del vamping? Los más vulnerables, los niños y adolescentes. De ahí la importancia de establecer unas normas sobre el uso seguro y responsable de los dispositivos móviles (tiempo, páginas o prestaciones disponibles…) a los que, como constatan las encuestas, cada vez se accede a edades más tempranas.
Según la encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares, cerca del 30% de niños menores de 10 años tiene móvil; porcentaje que se dispara hasta casi el 80% hasta los 13 años, y al 90% a los 15 años. Por su parte, el 95% de los adolescentes de entre 10 y 15 años utiliza ordenador, y el 93% accede a Internet. Aunque el dato más revelador lo aportó un estudio realizado por investigadores de la ONG Common Sense Media, con la participación de más de 1.200 adolescentes, entre los 12 y los 18 años, y sus padres. El 50% de ellos se consideraba adicto al móvil, una cifra que los padres elevaron al 60%.
Todo por un like (me gusta) o un retuit en las redes sociales. Tener un perfil actualizado, mostrarse activo subiendo fotos, comentarios, poner likes en otras publicaciones, sumar amigos… Según los expertos, la obsesión por el like desvela una necesidad de lograr aprobación o de ser legitimado en público, y no olvidemos que la adolescencia es una etapa de búsqueda de la identidad. Cuando no se logra la interacción esperada, aparece la frustración.
Pasarse la noche sin dormir y pegado a la pantalla del móvil o del ordenador chateando o navegando por las redes sociales. Es lo que se conoce como vamping, y además de romper la rutina del sueño (esencial para estar al cien por cien al día siguiente), trae consigo cansancio, fatiga durante el día, pérdida de concentración, bajo rendimiento, irritabilidad y cambios de humor. En España también se utiliza el término phonbies para definir a los adolescentes que roban horas al sueño para estar conectados a la pantalla del móvil o tablet.
Quizá sea el fenómeno más extendido y más conocido. La nomofobia (abreviatura de la expresión inglesa ‘no-mobile-phone phobia’) define la fobia o el miedo incontrolable a perder el teléfono móvil o a salir de casa sin él. Hay otros síntomas que pueden aparecer, como ansiedad, malestar general, irritabilidad, negación, sentimiento de culpa y baja autoestima.
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