Cómodas y estéticas. Son dos de los beneficios de las lentillas, las cuales lógicamente requiere una serie de cuidados específicos. Las lentillas, transparentes y graduadas para cada caso, se colocan sobre la córnea, en la parte anterior del ojo, para corregir los defectos de visión en casos tales como hipermetropía, miopía y astigmatismo. ¿Qué tipos de lentes hay?, ¿a qué edad se pueden comenzar a usar?, ¿qué cuidados requieren?, ¿pueden usar lentillas los más pequeños? Son algunas de las preguntas a las que vamos a tratar de dar respuesta.
Las lentes de contacto o lentillas, por comodidad o por estética, se han convertido en una alternativa a las gafas cada vez más usada. Las lentillas ayudan a corregir los defectos de refracción del ojo, sobre todo la miopía y la hipermetropía y, en menor grado, el astigmatismo. Las lentillas no solo ejercen una función protectora del ojo, también correctora. Existen dos tipos de lentes, las duras y las blandas. Las primeras son rígidas, pequeñas, y ayudan a corregir las miopías, hipermetropías y astigmatismo (hasta tres dioptrías). Se colocan y retiran fácilmente, aunque su adaptación es más prolongada y su tolerancia menor.
Por su parte, las lentillas blandas con hidrófilas, más grandes que las duras y se toleran mejor. Corrigen miopía, hipermetropía y astigmatismo leve. Por su comodidad y pocas complicaciones, las lentillas blandas son las más utilizadas en la actualidad. Las lentes de contacto están graduadas y se colocan delante de la córnea (se ubica en la parte anterior del ojo, protegida por los párpados y las lágrimas.
Cuidados lentillas
En función del tipo, las lentillas requieren una serie de cuidados específicos. Así, las duras hay que limpiarlas a diario y desinfectarlas de manera periódica. Las blandas, por su parte, deben mantenerse siempre húmedas para evitar la acumulación de residuos orgánicos y microorganismos.
Entre los consejos a seguir:
Tanto en el periodo de adaptación como en el uso cotidiano de las lentillas pueden aparecer algunos problemas o contraindicaciones, como infecciones o inflamaciones corneales, sequedad del ojo, intolerancia por hipersensibilidad o conjuntivitis, entre otras. En algunos casos, el lagrimeo, la hipersensibilidad a la luz o el malestar físico pueden dificultar el uso de las lentillas. Es importante acudir a la consulta del oftalmólogo de manera periódica, para revisar el estado de la córnea y de las lentillas, evitando posibles riesgos.
Lentillas: ¿A qué edad se pueden empezar a utilizar?
Actualmente, y gracias a los nuevos diseños y avances en lentillas, se pueden empezar a utilizar desde la infancia, especialmente para el tratamiento de la miopía e hipermetropías que aparecen en la edad escolar. En ambos casos, además, el uso de las gafas correctoras puede resultar más incómodo para el niño, al tiempo que restan visión periférica.
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