Cierto que nos exigen movernos y que pueden resultar agotadoras, pero las tareas domésticas no están consideradas como un deporte. Es decir, el esfuerzo físico que realizamos al limpiar el polvo o al pasar la aspiradora no es comparable al de la práctica de deporte y, por lo tanto, las tareas domésticas no son un sustituto del ejercicio físico.
El ejercicio físico es, junto a una alimentación sana, variada y equilibrada, esencial para cuidar nuestra salud. De hecho, la inactividad o sedentarismo se considera mucho más que un mal hábito con consecuencias para nuestra salud. Conocemos la teoría, pero no siempre la llevamos a la práctica. Un error común es considerar que las tareas domésticas son comparables al esfuerzo que realizamos al practicar ejercicio. Sin embargo, quitar el polvo, pasar la aspiradora, limpiar los cristales o planchar no se pueden equiparar a la actividad física realizada en el gimnasio o cuando nos decidimos a salir a correr. De hecho, son pocas las tareas que conllevan un gasto de energía satisfactorio y, por tanto, de quema de calorías.
Un estudio realizado por investigadores en Irlanda del Norte, con la participación de más de 4.500 adultos y publicado en la revista BMC Public Health, constató que hasta un 40% de los participantes desempeñaba una actividad física regular, pero una buena parte de ellos estaba convencido de que incluso las tareas domésticas entraban en esta categoría. Error. De acuerdo con los autores del estudio, se pueden considerar utiles sólo aquellas actividades que suponen una aceleración de la respiración y de los latidos del corazón (cortar el césped, excavar en el jardín, retirar la nieve, entre otras). En otras palabras, hay ciertas tareas domésticas y cotidianas que nos pueden ayudar a quemar calorías, pero son eso, una ayuda más, y por lo tanto, no pueden ser la excusa perfecta para abandonar el gimnasio o para no realizar ningún otro deporte.
Ejercicio físico y tareas domésticas
Uno de los principales motivos por lo que empezamos a ir al gimnasio o a hacer ejercicio a diario es la preocupación por nuestro peso. Cuando notamos que hemos cogido algunos kilitos de más, prácticamente sin darnos cuenta, es cuando realmente nos planteamos la necesidad de movernos y de quemar calorías. Lógicamente, si no tenemos costumbre de practicar deporte habrá que empezar poco a poco, pero no hay que desanimarse ni mucho menos tirar la toalla si los resultados no son visibles desde el primer momento, o buscar sustitutos para quemar calorías sin necesidad de recurrir al gimnasio. Recuerda que para perder peso, y también para mantener el peso ideal, el ejercicio físico es el mejor aliado, adaptando la actividad a tu estado de forma. Si de verdad quieres quemar, ponte en marcha y haz deporte.
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