Un estudio ha comprobado que nadar en agua fría mejora la sintomatología de la menopausia tanto a nivel físico como mental.
Un estudio realizado por investigadores de la UCL de los Estados Unidos ha comprobado que nadar en agua fría de manera habitual mejora los síntomas derivados de la menopausia.
La investigación se llevó a cabo con más de 1.000 mujeres de las cuáles cerca de 800 estaban atravesando la menopausia. Con ello se pretendía examinar los efectos de este proceso en las mujeres y comprobar los posibles efectos que en ellas tendría nadar en agua fría de manera habitual.
Así las cosas, los hallazgos fueron tremendamente elocuentes. Un 46,9% de las mujeres que participaron de la investigación reconocieron sufrir menos ansiedad, de la misma manera que un 34,5% aseguró que nadar en agua fría había mejorar su estado de humor, (34,5%). Por otro lado, hasta un 30% apuntó que habían reducido sus sofocos.
En todo caso, la mayoría de las participantes en el experimento, un 63%, reconoció que se sentía mejor tras nadar en agua fría. Así lo explica Joyce Harper, uno de las autores del estudio. «El agua fría contribuye a mejorar el estado de ánimo y a reducir el estrés», comienza antes de agregar que «la mayoría de las mujeres que nadan en agua fría han notado como se alivia su ansiedad y los sofocos».
Cuanto más tiempo en el agua, mayor mejoría
El estudio realizado por investigadores estadounidenses también ha querido poner el foco en el tiempo que dedicaron a la natación y los beneficios que obtuvieron. En ese sentido, Harper comenta que «aquellos que nadaron más tiempo tuvieron unos efectos más pronunciados».
A pesar de todo ello y de que los beneficios para las mujeres que están pasando por la menopausia son más que evidentes, los investigadores han querido remarcar que nadar en agua fría puede ser contraproducente si no se tienen en cuenta algunos factores y se toman ciertas medidas de seguridad.
En ese sentido, el propio profesor Harper ha explicado que «se debe tener precaución al nadar en aguas frías, ya que los nadadores tienen el riesgo de sufrir hipotermia, o un shock por agua fría, sin olvidar que en función de dónde naden la calidad del agua puede no ser la adecuada». Un hecho, esto último que podría acarrear gastroenteritis o incluso infecciones.