Hay diferentes herramientas con las que podemos dejar ir para poder evolucionar como personas y ser mejores cada día
Todos tenemos vínculos que no queremos soltar, ya sean vínculos emocionales como físicos. Sentimientos que nos acompañan y que no queremos liberarnos de ellos por diversas razones que corresponden a diferentes tipologías, porque hay de mucha variedad. Todo ello nos hace anclarnos en un momento de nuestra vida que nos impide seguir creciendo como personas, nos impide desarrollarnos y hace que no evolucionemos en lo personal.
No se trata de desterrar de nuestra mente aquellas experiencias pasadas, ni traicionar la memoria de nadie. Es más bien comprender que el paso de la vida es inevitable y que determinadas situaciones y momentos no volverán porque forman parte del pasado y no se reproducirán nuevamente. Se trata de tener una predisposición abierta a vivir buenas situaciones que no generen otro tipo de sensaciones, ni mejores ni peores que las que ya hemos atravesado.
Como individuos libres tenemos que vivir en libertad, sin ningún tipo de amarres. Pero para ello también debemos comprender en la libertad del resto, y en que no todo puede estar perfectamente supervisado por nosotros. Saber dejar ir conlleva todo eso. Es un conjunto de mecanismos por los cuales podremos tener una paz interior que nos permita crecer como personas.
La importancia de saber deja ir
Cerrar la puerta del pasado permite abrir otra a nuevas experiencias. De esta forma el momento actual que vivimos se convierte en apasionante y el futuro en ilusionante. Ocupar nuestra mente en cuestiones y rencillas del pasado nos quieta tiempo y espacio para que vengan nuevas ideas de cara al presente o futuro. Si piensas en lo que te ocurrió, ese tiempo no lo empleas en visualizar lo que quieres hacer ahora.
Igualmente debemos pensar en convertirnos en personas más fuertes. Del pasado se debe aprender, claro, pero no estar en él. Fortalecernos significa tener menos inseguridades y crecer.
Debemos abandonar el bucle que se crea en nuestra mente y que hace que determinadas enfermedades mentales tengan cobijo en ella. Hay que asimilar, reconocer y admitir lo que ha pasado. De este modo tendremos un perfecto entendimiento de lo que nos ha sucedido, debemos caminar hacia esta comprensión de los hechos, para posteriormente darle salida y expresar nuestras emociones. Para esto hay diferentes técnicas tanto escritas como orales.
Quizás valorar que el pasado no es lo que condiciona el futuro puede ser el paso más difícil pero totalmente necesario. Después de conseguirlo, tendremos que meditar todo aquello que pensamos, todas las creencias y opiniones que tenemos, los valores que habitan en nosotros y ver si lo necesitamos o tenemos que cambiarlos. Esto hará que crezcamos en nuestra resiliencia y contemplemos el presente de una forma positiva, nos encauzará a otros objetivos mejores para nosotros.