Intolerancia a la glucosa: síntomas que pueden alertarnos de que hay un problema. La glucosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la miel y en las frutas y que se emplea también para la elaboración de caramelos y helados. Cuando una persona no tolera de forma adecuada la glucosa, sus niveles de azúcar se elevan muy por encima de lo correcto tras ingerir los alimentos. Este problema puede conllevar el desarrollo de diabetes o alguna enfermedad del corazón por lo que es muy importante diagnosticarlo a tiempo para tratarlo.
La intolerancia a la glucosa también es conocida como pre-diabetes ya que las personas que la padecen sufren un trastorno que afecta a la producción y el abastecimiento de insulina por lo que la glucosa que hay en la sangre no se absorbe correctamente y los niveles de azúcar permanecen muy por encima de lo que deberían estar. Sin embargo, no todas las personas que sufren de intolerancia a la glucosa tienen que desarrollar necesariamente diabetes.
¿Cómo podemos detectar que una persona sufre un problema de intolerancia a la glucosa? Estos son los síntomas más comunes que pueden ayudarnos a conocer si se padece este trastorno:
- Elevación de la presión arterial.
- Continuos aumentos y bajadas de peso.
- Calambres en los músculos.
- Tener sed frecuentemente.
- Migrañas o dolor frecuentes de cabeza.
- Nervios, cambios de humor y principios de ansiedad.
- Sentir hambre a todas horas y comer de manera excesiva sin sentirse lleno.
- Sensación de hormigueo en piernas y brazos.
- Manchas o inflamación en la piel.
Un diagnóstico temprano para saber de forma segura si se padece intolerancia a la glucosa puede ser muy beneficioso. No obstante, para conocer si se padece este trastorno o cualquier otro tipo de intolerancia a otro alimento es imprescindible hacernos una prueba para que el especialista examine nuestra sangre y emita un diagnostico a partir del cual podamos tomar las medidas oportunas para cuidar nuestra salud.
