Insuficiencia pancreática exocrina: Causas del trastorno. Afecta, por la incapacidad del páncreas, a la función digestiva y estaría asociada a lo que se conoce como maldigestión y, en consecuencia, una mala absorción que alteraría el estado nutricional. La pancreatitis crónica, seguida de la fibrosis quística, el tumor de páncreas y la diabetes están entre las principales causas de esta patología que, tal y como recoge, la Sociedad Española de Patología Digestiva y la Sociedad Española de Gastroenterología, sigue estando infradiagnosticada. ¿Cómo y por qué aparece?, ¿cuáles son sus síntomas?, ¿se puede tratar?
Insuficiencia pancreática exocrina. Detrás de este complicado nombre se esconde una patología cuyas causas, tal y como señalan los especialistas, pueden ser primarias –las relacionadas directamente con el páncreas- o secundarias –extrapancreáticas-. Padecer una enfermedad como pancreatitis crónica o fibrosis quística eleva las posibilidades de riesgo de una insuficiencia pancreática exocrina, así como otras patologías como la pancreatitis necrotizante, el tumor de páncreas o la diabetes (diabetes mellitus). Éstas serían las denominadas causas primarias, incluyendo dentro de las secundarias la cirugía resectiva pancreática, la celiaquía o intolerancia al gluten, el síndrome de Zollinger-Ellison (elevados niveles de la hormona que se encarga de producir el ácido gástrico), y las gastrectomías (operación para extirpar parte del estómago).
El páncreas ejerce un papel fundamental en la digestión de los hidratos de carbono, las proteínas y los lípidos, y lo hace aportando al intestino los complejos enzimáticos. Cuando se produce una alteración en la producción de estas enzimas, aparece la denominada maldigestión y, con ella, la mala absorción intestinal de estos nutrientes, lo que puede acarrear severas consecuencias para el estado nutricional de quien padece esta patología. Adelantarse al diagnóstico lo máximo posible es fundamental para tratar los posibles consecuencias nutricionales de esta patología.
Síntomas
Entre los síntomas más característicos de la insuficiencia pancreática exocrina, y al mismo tiempo de la pancreatitis crónica –como uno de los principales desencadenantes de esta patología-, es el dolor abdominal, la diarrea crónica, la desnutrición y la presencia de grasa en las heces. No todos los síntomas son evidentes desde los primeros estadios de la enfermedad.
El diagnóstico, no solo temprano sino certero, es la mejor herramienta para asegurar el éxito del tratamiento. La prueba más fiable para el diagnóstico es el denominado test de Van de Kamer, aunque tal y como reconocen los especialistas es especialmente complejo para su uso clínico diario. No obstante, hay otras pruebas que también puede corroborar o descartar el diagnóstico, como el test de aliento de triglicléridos o el test de Elastasa que mide la actividad enzimática.
Tratamiento reemplazo enzimático
La insuficiencia pancreática exocrina es sinónimo de mala digestión, la cual está asociada a su vez a carencias de micronutrientes, minerales como el calcio, magnesio, selenio y zinc; y vitaminas liposolubles. Este déficit hace que los pacientes con insuficiencia pancreática sean a su vez más proclives a padecer osteoporosis y riesgos cardiovasculares.
Para prevenir estas complicaciones nutricionales asociadas, los especialistas apuntan a la administración oral de enzimas pancreáticas, con el objetivo de permitir que los pacientes tengan una digestión normal.
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