Insolaciones: Signos que deben alertarnos. La exposición prolongada al sol, especialmente en el caso de los niños y de las personas con piel clara, puede provocar una insolación, quemaduras que pueden ser leves, con síntomas como la piel enrojecida o dolorida) o agudas, con la aparición de ampollas, fiebre o vómitos, entre otros. ¿Cómo debemos protegernos para evitar las insolaciones? ¿A qué signos debemos prestar especial atención en caso de insolación?
Una exposición prolongada o excesiva al sol puede provocar un malestar o trastorno de la piel. En otras palabras, una insolación. Ya de por sí, excederse a la exposición a los rayos ultravioletas del sol, especialmente durante los meses de verano, no solo es el primer factor de riesgo de melanoma o cáncer de piel, sino también de un trastorno que, aunque menos grave, también pone en riesgo la salud de nuestra piel, el órgano más extenso y que, en definitiva, es un reflejo de nuestro bienestar externo e interno. Los niños y las personas de piel clara son especialmente sensibles al sol, por lo que no deben exponerse nunca sin la debida protección. En el caso de los niños, se aconseja aplicarles una protección superior a 30, así como ponerles una gorra y ropa adecuada. En los adultos, el tipo de piel determinará el grado de protección, evitando no obstante exponerse en las horas centrales del día al sol y utilizar gafas de sol para proteger nuestros ojos, otro de los órganos más afectados por las enfermedades comunes del verano.
La insolación puede ser leve (primer grado), con un característico enrojecimiento de la piel y sensación de calor y ardor, pero también aguda (segunda grado), con la aparición de ampollas, fiebre, vómitos o dolor de cabeza. En el primer caso, podemos poner en práctica algunos consejos para calmar la irritación de la piel y los síntomas de la insolación, como por ejemplo aplicar toallas húmedas y frías en la zona afectada o una compresa de leche, yogur o vinagre, que ayudará a refrescar e hidratar la piel afectada.
Tomar un baño frío, beber agua y zumos de fruta en abundancia es importante, ya que la insolación puede provocar deshidratación. Es aconsejable aplicar una crema hidratante o leche de baño en la zona afectada. En caso de fiebre, se puede tomar un analgésico.
Por su parte, si la insolación se acompaña de fiebre, vómitos, diarrea e incluso vértigo es importante acudir inmediatamente al médico. Una insolación aguda puede provocar por deshidratación la pérdida de hasta el 5% de peso.
Insolación: Remedios naturales
En las farmacias podemos encontrar pomadas elaboradas a base de plantas, tales como caléndula, manzanilla, avena o melisa, las cuales ayudan a calmar las quemaduras. También podemos encontrar complementos alimenticios cuyo contenido en betacarotenos, así como vitaminas C y E y ácidos grasos esenciales, ayudan a preparar nuestra piel para la exposición al sol, como una medida de protección más, no como sustitutivo.
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