Ictus: ¿El riesgo de padecerlo es hereditario? La respuesta no solo es afirmativa, sino que según los datos de la última investigación sobre la influencia de los antecedentes familiares en el desarrollo de este accidente cerebrovascular, las probabilidades de padecerlo se elevan hasta un 60% si se da la circunstancia de que estos antecedentes se dan entre los hermanos. La edad, por su parte, también es un factor clave a tener en cuenta, sobre todo si la enfermedad sobreviene antes de los 55 años.
Los antecedentes entre hermanos se han desvelado como un nuevo factor de riesgo de sufrir un ictus, uno de los accidentes o trastornos cerebrovasculares más severos. Así lo demuestran los resultados del estudio llevado a cabo por los investigadores y especialistas en epidemiología cardiovascular del Instituto Karolinska (Estocolmo, Suecia) y publicado en Circulation, el primero realizado a gran escala y en el que se hace especial hincapié en la relación que existe entre los antecedentes familiares y el riesgo de padecer ictus. Antecedentes que se centran en la relación entre hermanos y cómo influye en la salud. Así, los resultados son sorprendentes, ya que según mantienen los investigadores, las probabilidades de sufrir un ictus se elevan hasta un 60% en los supuestos en los que alguno de nuestros hermanos/as haya sufrido una enfermedad similar.
No es el único resultado a tener en cuenta de esta relación entre familia y salud, ya que el estudio, el cual se ha centrado en los ictus isquémicos (aquellos que se producen por la obstrucción de los vasos sanguíneos que bloquea el flujo de la sangre al cerebro) también arroja que si el ictus se ha producido antes de los 55 años, los hermanos duplicarán las probabilidades de padecer un accidente cerebrovascular antes de esa edad.
Resultados que abren la puerta a una mejora en el diagnóstico y prevención del ictus, prestando especial atención a los antecedentes genéticos, no solo en el caso de los padres, sino también de los hermanos. A este respecto, los expertos también han querido subrayar que no solo la herencia genética es un factor de riesgo, en este caso riesgo familiar, sino también el propio estilo de vida y los hábitos cotidianos. Es decir, los antecedentes familiares, ya sean entre hermanos o padres, nos deben llevar a prestar más atención a los riesgos de sufrir una enfermedad de este tipo y a adoptar los hábitos preventivos necesarios, los cuales van desde la alimentación, a la práctica de ejercicio físico o el control de la tensión arterial.
Además de mejorar el diagnóstico, la investigación también está dando pasos importantes en el tratamiento, destacando entre los últimos estudios el que se ha centrado en desvelar si enfriar el cerebro ayuda a la recuperación y a reducir las secuelas de este accidente cerebrovascular.
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