El hombro congelado es un trastorno causado por la inflamación en la cápsula de la articulación, y de ahí que también se denomine capsulitis adhesiva o periartritis del hombro. Aunque menos conocida que otras afecciones del hombro (artrosis, calcificaciones, contracturas…) es un problema bastante frecuente entre las mujeres, sobre todo después de la menopausia.
¿Qué causa el hombro congelado?, ¿cómo reconocer los síntomas? El hombro es una de las articulaciones con mayor movilidad, por lo que no conviene subestimar la aparición de señales como dolor o rigidez. El hombro congelado se puede tratar de manera efectiva, aunque la recuperación es lenta.
¿Cuáles son los síntomas del hombro congelado?
El primero de los síntomas que suele aparecer es el dolor, que además de intenso puede empeorar durante la noche. Un dolor que puede apareder de manera repentina y que dará paso a la rigidez o imposibilidad de mover el hombro. La inflamación de la cápsula de la articulación es lo que impide la movilidad de los ligamentos del hueso.
La rigidez en la articulación dificulta realizar movimientos comunes como levantar el brazo y pasar la mano por detrás de la cabeza o mover el brazo hacia la espalda. Algo tan sencillo como vestirse o anudarse algo a la espalda puede volverse muy complicado.
¿Qué causa el hombro congelado?
Aunque todavía se desconoce la causa exacta de este trastorno, sí se han identificado algunos factores de riesgo de padecer hombro congelado:
- Los cambios hormonales (esto explicaría que sea más frecuente en las mujeres a partir de los 40 años y sobre todo después de la menopausia).
- Tener diabetes.
- Problemas de tiroides hipotiroidismo o hipertiroidismo).
- Problemas cardiovasculares o haber sido sometida a una operación a corazón abierto.
- Lesiones o fracturas en el hombro.
Tratamiento para hombro congelado
El hombro congelado tiene tratamiento, si bien este puede ser lento y durar entre 6 meses y 2 años. El primer paso es acudir al médico para confirmar el diagnóstico y, a partir de ahí, iniciar el tratamiento para aliviar los síntomas y evitar la pérdida de movilidad.
Para mitigar el dolor, cuando todavía no hay problemas de movilidad, el médico puede prescribir analgésicos y antiinflamatorios combinados con reposo y ligeros ejercicios de estiramiento. Si el dolor persiste puede ser necesario recurrir a una infiltración (corticoides).
Cuando aparece la rigidez, la fisioterapia es clave para la recuperación. Ejercicios adaptados de estiramiento para recuperar la movilidad y prevenir posibles recaídas. Como último recurso, y siempre que el hombro no mejore, el médico puede recomendar una artroscopia, una cirugía de los ligamentos para recuperar la movilidad de la articulación del hombro.