La glucosa en sangre alta, o hiperglucemia, se produce cuando en la sangre la concentración de glucosa, o de azúcares, se sitúa por encima de lo normal, causando una variedad de trastornos y desórdenes. Vamos a ver, más detenidamente, cuáles son las principales causas de la hiperglucemia y los remedios para bajarla.
La hiperglucemia, en general, es un trastorno que asociamos con la diabetes, pero no siempre este trastorno metabólico es el causante de los altos niveles de glucosa en sangre. La glucosa es una sustancia que obtenemos a través del consumo de muchos alimentos, especialmente carbohidratos complejos, como el pan, la pata o la fruta. La glucosa es esencial para nuestro organismo, ya que nos aporta la energía que necesitamos para el funcionamiento, por ejemplo, de los músculos y el cerebro.
El metabolismo de los azúcares se controla a través de dos hormonas: la insulina producida por el páncreas -el glucagón-, cuyo efecto es disminuir los niveles cuando son demasiado altos (hipoglucemiante) o avisar cuando el azúcar está demasiado bajo y el organismo empieza a sufrir (hiperglucemiante). Lógicamente, es importante que no se produzcan desequilibrios de los niveles de glucosa en el cuerpo. Para ello, es conveniente realizarse análisis de sangre de manera periódica, para controlar la glucosa en sangre, sobre todo si estamos cerca de los límites.
Hiperglucemia: valores de referencia y análisis que hacer
¿Cuáles son las referencias para saber si nuestro nivel de azúcar es demasiado alto? En primer lugar, hay que señalar que la prueba de sangre se tiene que hacer a primera hora de la mañana, y en ayunas. Solo si hay sospechas de diabetes se realizarán más pruebas, incluso se controlarán los niveles después de comer y por la noche. El valor límite se fija en 126 mg/dl en sangre. Si superamos este nivel, sin duda estamos ante un riesgo evidente de diabetes. Incluso los niveles inmediatamente inferiores, entre 110 y 126 mg/dl, también deben ser controlados. En estos casos, el médico recomendará otras dos pruebas para el control de la glucosa en sangre, la curva de carga glucémica y la curva de la insulina, que pueden realizarse de forma simultánea.
El primero establece los niveles de glucosa en sangre en ayunas y después de una comida, como el desayuno o el almuerzo, o después de que el paciente haya tomado 75 gramos de azúcares. Si el nivel de glucosa en sangre, dos horas después de comer, excede los 200 mg/dl, se puede hablar de diabetes; si se sitúa entre 140 y 200 mg/dl en ayunas, conviene extremar las precauciones y controlar los valores. La curva de la insulina, por su parte, establece la función pancreática en la producción de insulina. Echemos un vistazo a las posibles causas de la hiperglucemia.
Hiperglucemia: causas
La causa más probable, y frecuente, de la hiperglucemia está relacionada con síntomas tales como pérdida de peso, producción excesiva de orina (poliuria), sensación de sed y trastornos de la piel, como el prurito y la dermatitis. La diabetes puede ser de tres tipos:
- Diabetes mellitus juvenil: es una de las formas de diabetes más graves, ya que implica ponerse inyecciones de insulina cada día y seguir una dieta específica.
- La diabetes tipo 2 está directamente relacionada con el estilo de vida, el sobrepeso y la ralentización del metabolismo.
- La diabetes gestacional se produce durante el embarazo y, generalmente, si se mantiene bajo control, se soluciona de forma espontánea después del nacimiento del bebé.
Otras causas que pueden estar detrás de los niveles elevados de azúcar en sangre son:
- El estrés. En este caso, la hiperglucemia se produce por una alteración psicológica o física, tales como problemas de infección e, incluso, la convalecencia después de un ataque al corazón o de un accidente cerebrovascular.
- Los trastornos de tiroides.
- El uso de ciertos medicamentos, como los bloqueadores beta y los inhibidores de proteasa.
Hiperglucemia: remedios
Con el fin de reducir los niveles de glucosa en la sangre hay que revisar la dieta. En el caso de las personas diabéticas, o que están en el límite, es esencial modificar los hábitos alimenticios para restablecer el equilibrio del azúcar en la sangre. Una dieta que nos ayude a estimular el metabolismo de los azúcares. Por ejemplo, se aconseja tomar yogur y leche desnatada (sin azúcar, por supuesto), probióticos, cereales (pan y pasta también), semillas, legumbres (garbanzos, lentejas, frijoles…), verduras (alcachofas, ajo, cebolla…), pescados y carnes magras. Entre las frutas, las más recomendables son las peras, las fresas, las ciruelas y las manzanas. Lógicamente, conviene evitar alimentos como el azúcar, la miel, las bebidas azucaradas y el alcohol. Para mantener el nivel de azúcar en la sangre en niveles óptimos, o para bajarla si empieza a subir, también es muy beneficioso el deporte. Un consejo: camina 15 minutos después de comer. Un estilo de vida sedentario es uno de los mayores enemigos de nuestra salud y nuestro bienestar.
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