Hígado graso: ¿Cuál es su causa y qué síntomas produce? El hígado graso es, en términos médicos, un trastorno que se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en este órgano. Las causas pueden ser varias, desde los medicamentos, al abuso excesivo del alcohol o al exceso de grasa en la sangre. Aunque no es un caso muy frecuente, también puede aparecer en el embarazo, en torno a la semana 35. Si evitamos los factores desencadenantes, el trastorno puede desaparecer.
El hígado realiza diferentes funciones con la grasa. Por una parte, la capta de la sangre y la descompone para que liberen energía en las células del organismo. Por otra parte, también puede fabricar grasa a partir de los hidratos de carbono y de las proteínas. Por este motivo, el hígado graso está motivado por diversas causas, entre ellas los medicamentos, algunos de los cuales pueden actuar sobre el hígado de la misma manera que el alcohol. Precisamente, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas puede derivar, entre otros trastornos, en hígado graso. En estos casos, esta sustancia disminuye la descomposición de la grasa en el hígado, a la que vez que estimula su producción.
El exceso de grasa en la sangre se produce cuando al hígado llega, a través de la sangre, gran cantidad de grasa procedente de los alimentos o bien de la que está almacenada en el tejido graso. El primer caso explica que el hígado graso lo provoque la obesidad y la alimentación por vía endovenosa. El segundo caso sucede cuando el organismo necesita la grasa para obtener energía, como en la desnutrición extrema o al padecer diabetes, pues no puede obtenerla de los hidratos de carbono, pero también lo provocan los tratamientos con fármacos corticoides y las enfermedades endocrinas que producen el aumento de estas hormonas.
Como hemos señalado, y aunque es poco frecuente, el hígado graso también puede darse durante el embarazo, a partir de la semana 35 de gestación, sobre todo si son gemelares. Aunque su causa exacta se desconoce, se considera que puede estar relacionada con una dificultad del hígado para descomponer las grasas.
Si se evitan los factores de riesgo, el trastorno puede desaparecer en un corto espacio de tiempo, pero si se mantienen pueden derivar en problemas más severos para la salud. El hígado graso, cuando no se evita el alcohol, puede derivar en cirrosis hepática. Si además del exceso de grasa en el hígado hay una inflamación, la frecuencia de esta complicación aumenta. La gravedad es mayor en las personas obesas, diabéticas y en ancianos.
Síntomas
El hígado graso, salvo algunas ligeras molestias en la zona del hígado, no suele producir síntomas. Para la confirmación del diagnóstico suele ser necesario realizar una ecografía o resonancia magnética y, en ocasiones, una biopsia hepática. La forma que se presenta durante el embarazo provoca síntomas como náuseas, vómitos, dolor abdominal, insuficiencia renal e ictirecia.
Tratamiento
Una vez que se conocen con exactitud los factores de riesgo, lo primer es eliminarlos, pero además se debe evitar sobre todo el consumo de bebidas alcohólicas. Entre los medicamentos que se están investigando en la actualidad, los más beneficios son aquellos que están dirigidos a tratar la diabetes de tipo II.
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