Hidratación: ¡fuente de salud!. Cuántas veces hemos oído el consejo médico de que hay que beber al menos dos litros de agua al día. Un consejo que, según se desprende del último estudio realizado por el Observatorio de Hidratación y Salud sobre hábitos de consumo de líquidos en la población española, no sigue cerca del 60% de las mujeres. No tener sed no significa que nuestro cuerpo no necesite ser hidratado. De hecho, una mala hidratación puede convertirse en un problema de salud mucho más grave.
De entrada, hay que desterrar la creencia de que nuestro cuerpo necesita menos líquidos durante los meses de frío. Es cierto que en verano, las altas temperaturas hacen que tengamos más sed, pero eso no quiere decir que con la bajada del termómetro nuestro cuerpo deje de tener las mismas necesidades de hidratación. El problema radica en unos hábitos incorrectos. Si nuestro cuerpo está mal hidratado nos lo hará saber, a través de síntomas como:
- Cansancio
- Dolores de cabeza y mareos
- Pérdida de concentración
- Calambres
- Hipertensión
Tan importante como mantener una dieta sana y equilibrada, así como realizar alguna actividad física, es tomar al menos dos litros de agua al día, aunque no se tenga sed. Si te cuesta beber agua, y sobre en el caso de las personas mayores, es aconsejable tomar otro tipo de bebidas no estimulantes, como infusiones que además te ayudan a adelgazar, zumos, leche o caldos.
La hidratación es importante para nuestro organismo. De hecho, una buena hidratación:
- Ayuda al cuidado de nuestra piel.
- Contribuye a un mejor funcionamiento del riñón.
- Favorece que los músculos y las articulaciones no se debiliten.
- Ayuda a nuestro sistema cardiovascular y al sistema digestivo.
- Mantiene nuestra temperatura corporal.
- Favorece el funcionamiento del cerebro.
Nuestro cuerpo pierde líquido de manera continua. De hecho, el estudio del Observatorio sobre hidratación y hábitos en la sociedad española pone como ejemplo que el ir de compras supone un desgaste de 0,6 litros. Lógicamente, también deja claro que las necesidades de tomar líquido para estar bien hidratado dependerá de factores como la edad, la actividad física o las condiciones de temperatura o humedad.
En el caso de las mujeres, en algunas etapas como el embarazo o la lactancia, la hidratación juega un papel esencial, ya que el cuerpo está sometido a muchos cambios y varían las necesidades nutricionales e hídricas.