Llevar una vida larga y saludable no es una tarea imposible. Una rutina equilibrada y hábitos positivos pueden ser la clave para conseguirlo
Una cifra inquietante: el 42% de los españoles mayores de 65 años enfrenta algún grado de dificultad en sus tareas cotidianas.
Esta situación afecta en mayor medida a las mujeres, casi el doble que a los hombres, según los datos de la última Encuesta Europea de Salud en España. En un contexto en el que la esperanza de vida se ha prolongado, alcanzando los 85 años en el caso de las mujeres en España, el desafío no solo es extender la vida, sino también vivirla sin dolores ni enfermedades.
En este sentido, resulta esencial adoptar ciertos hábitos que pueden marcar la diferencia en la calidad de vida. Los efectos positivos de estos cambios se evidencian a partir de los seis meses, según un estudio llevado a cabo en Cataluña, en colaboración entre el Hospital Clínic y la Universidad de Harvard.
Desde las rutinas matutinas hasta las nocturnas, existen prácticas saludables que pueden ser un factor clave para mejorar nuestro bienestar. A continuación, se presentan algunas de estas recomendaciones:
Empezando el día con pasos hacia una mejor salud
Desayunar se ha vinculado a una menor prevalencia de sobrepeso y obesidad, lo que a su vez reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoartritis y ciertos tipos de cáncer, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, la música puede ser una herramienta poderosa para elevar el ánimo, ya que aumenta la producción de hormonas asociadas a la felicidad y reduce el estrés. Incluso, en algunos entornos médicos se está incorporando la música como terapia para mitigar el dolor.
El contacto con la naturaleza y la importancia de la hidratación
Salir al aire libre y conectar con la naturaleza, ya sea en un bosque o en la playa, no solo disminuye los niveles de estrés, sino que también parece reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y mortalidad prematura.
Mantenerse bien hidratado es crucial, ya que el 75% de nuestro organismo está compuesto por agua. La ingesta diaria recomendada para adultos oscila entre 2 y 2.5 litros, incluyendo el agua presente en los alimentos.
Pequeños gestos con grandes impactos
Lavarse las manos de manera regular se ha convertido en una medida esencial para prevenir enfermedades, una lección aprendida especialmente durante la pandemia de Covid-19. Tomar el sol durante al menos 10 minutos al día permite obtener vitamina D, esencial para prevenir afecciones como la depresión y la demencia. No obstante, es vital limitar la exposición para evitar daños en la piel.
Hábitos nocturnos y la influencia de la alimentación
Practicar la respiración abdominal puede mejorar la función pulmonar, reducir la presión arterial y contrarrestar el estrés. Tomar cinco minutos al día para esta práctica puede marcar la diferencia.
El uso del hilo dental es fundamental para evitar enfermedades en las encías, las cuales están relacionadas con problemas cardiovasculares y cognitivos.
La influencia de la temperatura, el ocio y el cuidado personal
Evitar cambios bruscos de temperatura es una medida preventiva para resguardar la salud, como prevenir resfriados. Mantener una temperatura de entre 19-21ºC en invierno y moderar el aire acondicionado en verano puede contribuir a este propósito.
Reservar tiempo para el ocio, especialmente para estar en compañía de amigos y familiares, es una recomendación respaldada por investigadores del CIBEROBN para lograr una vida más plena y satisfactoria.
El control y el cuidado personal
Medir la presión arterial y mantenerla dentro de los valores normales (120/80 mm Hg) es esencial para prevenir enfermedades cardiovasculares, una de las principales causas de mortalidad en España. Adoptar hábitos como reducir la ingesta de sal, consumir frutas y verduras, hacer ejercicio y evitar el tabaco y el alcohol pueden contribuir a mantenerla en niveles saludables.
El poder del contacto con la naturaleza y el cuidado oral
Caminar descalzo sobre superficies naturales, como la hierba o la playa, puede reducir la presión arterial, aliviar el dolor y la depresión, siendo una recomendación incluso avalada por podólogos para fortalecer la musculatura.
Sonreír, aunque sea de manera forzada, puede tener un efecto positivo en el estado de ánimo, según la teoría de la retroalimentación. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford con más de 3,800 personas respalda esta idea.
El descanso nocturno y la alimentación consciente
Dormir ocho horas por noche es crucial para evitar la fatiga, mejorar la concentración, prevenir enfermedades cardiovasculares y mantener una salud óptima. Finalmente, la alimentación juega un rol determinante. La dieta mediterránea, caracterizada por la moderación y la selección de alimentos frescos, puede influir positivamente en la salud.
Comer conscientemente, optar por productos frescos en lugar de ultraprocesados y favorecer el consumo de frutas, verduras y pescado pueden contribuir a una vida más longeva y plena. A pesar de algunas creencias populares, es importante recordar que el ejercicio debe ser equilibrado con periodos de descanso y que la higiene en exceso puede debilitar el sistema inmunológico. Asimismo, antes de tomar suplementos, es recomendable evaluar si existe una carencia