Gen de la felicidad: ¿Existe realmente? Sí, y además es femenino, ya que según los autores del hallazgo el gen nos hace felices a las mujeres, aunque no a los hombres. Los resultados del estudio no dejan de ser sorprendentes, apuntando en la dirección de que en cuestiones de salud, y ahora de felicidad, también somos diferentes. Sin embargo, los investigadores también recuerdan que este hallazgo choca con el hecho de que sean precisamente las mujeres las más vulnerables a padecer episodios de estrés y ansiedad.
¿Somos más felices? Al menos, somos portadoras del denominado gen de la felicidad, tal y como han constatado los autores de un sorprendente estudio de investigación realizado por los Institutos Nacionales de Salud, las universidad del sur de Florida y de Columbia, y el Instituto Psiquiátrico de Nueva York. En concreto se trata del gen de la monoamina oxidasa A (MAOA son sus siglas) y cuyos niveles bajos parecen influir de manera directa en que nos sintamos más felices, cosa que no sucede en los hombres.
La salud nos diferencia, y este hallazgo no hace sino aportar un nuevo argumento. ¿Por qué el gen descubierto potencia solo la felicidad femenina? Los autores del estudio, cuyos resultados se han publicado en Progress in Neuro Psychopharmacology and Biological Psychiatry, tienen en cuenta también que las mujeres son más vulnerables a padecer trastornos como estrés, ansiedad o depresión. La respuesta podría estar en la testosterona, una hormona que en las mujeres se encuentra en niveles mucho más bajos y que se sospecha que podría bloquear el efecto del gen de la felicidad.
El monoamina oxidasa influye en la actividad de la enzima que se encarga de descomponer los neurotransmisores cerebrales, serotonina, dopamina y otros. En el estudio han participado más de 300 hombres y mujeres de diferentes edades. Los resultados fueron que las mujeres que presentaban niveles más bajos o menos activos de este gen eran de manera significativa más felices. También se han tenido en cuenta otros factores o condicionantes como la edad, la salud física, la situación personal y laboral.
No obstante, aunque resulte un hallazgo interesante, los investigadores no descartan que haya más genes implicados en nuestro estado de ánimo y en nuestra percepción de la felicidad. De hecho, cabe recordar que investigaciones anteriores ya han apuntado a que cerca de la mitad de nuestra felicidad está determinada por los genes. ¿Cuáles? Esa es la pregunta a la que los investigadores se han propuesto dar una respuesta, aunque el camino se presenta corto.
De momento, el primer gen al que puede atribuir la capacidad de hacernos más felices, al menos a las mujeres, ya tiene nombres y apellidos. En este caso, además, el hallazgo resulta aún más sorprendente porque este gen no era un completo desconocido para los investigadores, ya que estudios anteriores lo habían apuntado como uno de los responsables de los riesgos de adicciones o de conductas antisociales. Es, por tanto, un gen que parece tener más de un papel y del que ahora parece haberse encontrado una cara mucho más amable.