La fruta es uno de los alimentos básicos de toda dieta sana, variada y equilibrada. Frutas y verduras son clave en la pirámide de la dieta mediterránea, considerado como uno de los perfiles dietético más saludables del mundo. La recomendación de los expertos en nutrición es tomar entre 5-7 piezas de frutas y verduras al día. ¿Por qué son tan esenciales? Las frutas son un aliado de primera de la salud, especialmente ricas en agua que ayuda a depurar el organismo y, al mismo tiempo, mantenerlo bien hidratado. También son fuente de fibra (para regular el tránsito intestinal, entre otros beneficios), muy ricas en vitaminas (especialmente vitamina C) y en antioxidantes (esenciales para frenar los efectos de los radicales libres).
Además de por sus cualidades nutricionales, las frutas también se distinguen por el tipo de maduración, estableciéndose dos categorías, las frutas climatéricas y las no climatéricas. Es importante conocer la diferencia entre ambas para que posterior conservación en casa sea la adecuada. Las frutas climatéricas son las que siguen madurando una vez recogidas, mientras que las frutas no climatéricas, si se cogen el árbol o planta antes de tiempo no madurarán, solo se pudrirán. En el primer caso sí se pueden comprar verdes y esperar a que alcancen su nivel óptimo de maduración.
Las frutas climatéricas se caracterizan por un aumento en la producción de etileno, el cual también influye en los cambios de sabor, color y textura. Entre las frutas que se incluyen en esta categoría encontramos manzana, plátano, higo, pera, sandía, melón, kiwi, albaricoque, el melocotón, ciruela, membrillo, papaya y chirimoya.
Por su parte, en las frutas no climatéricas la producción de etileno apenas varía. Es aconsejable no mezclar frutas de ambos tipos, para evitar acelerar la maduración de las frutas no climatéricas, entre las que se incluyen la naranja, mandarina, limón, cereza, uva, fresa y piña, entre otras.
Beneficios Para mantener intactos todos los nutrientes de las frutas climatéricas es importante que se mantenga el tiempo necesario en la planta para su maduración. A la hora de comprar la fruta no siempre sabemos cuándo ha sido recogida del árbol, pudiendo haber sido recolectada cuando se encontraba todavía verde y haber madurado en los días de almacenamiento. Para asegurarnos de que este proceso es lo más corto posible, y que la fruta que llega a nuestra mesa de lo más fresca, hay que procurar adquirirla directamente a los productores locales. A la hora de seleccionar la pieza que deseas, piensa si la quieres para hoy, para mañana o para dentro de unos días.
En el caso de las frutas no climatéricas hay que tener en cuenta que el aspecto no mejorará con el transcurso de los días, sino todo lo contrario, porque hemos visto fuera del árbol ya no maduran más. En este caso, elegir las piezas de mejor aspecto y consumirlas cuanto antes.
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