Dolencias intestinales: Diagnóstico trastornos más frecuentes. Síndrome del intestino irritable, síndrome de Crohn o colitis ulcerosa son algunas de las dolencias más severas que pueden afectar a nuestro intestino, sin olvidar el temido cáncer de colon. Una alimentación desequilibrada y hábitos como el tabaco constituyen factores de riesgo para la salud de nuestro intestino. Prevenir estas dolencias puede estar en nuestras manos adoptando una serie de hábitos saludables. Pero, ¿qué síntomas nos alertan?
Estamos ante una serie de afecciones crónicas que pueden mermar seriamente la calidad de vida. Aunque el más temido sea el diagnóstico de cáncer de colon, no es el único trastorno severo que puede afectar a la salud de nuestro intestino y que se suelen caracterizar por su inflamación crónica o reiterada. La mejor prevención pasa por seguir unos hábitos saludables, los cuales incluyen seguir una dieta sana y equilibrada, prácticar ejercicio físico y dejar hábitos perjudiciales para la salud como el tabaco y el abuso del alcohol. Hábitos que, con el aval médico, podemos sustituir por una porción de chocolate, ya que el cacao se ha revelado como un buen protector intestinal.
El intestino, como ya sabemos, hace referencia al intestino delgado y al colon o intestino grueso. El primero tiene la función de absorber y digerir los nutrientes y el segundo, absorber el agua. En el intestino está la flora intestinal, cuya función, entre otras, es la de protegernos frente a posibles infecciones, producir vitaminas, activar el sistema inmune y ayudar a digerir los nutrientes. La flora intestinal se puede ver alterada tanto por los hábitos alimenticios como por efectos de determinados antibióticos. Las dolencias intestinales pueden provocar, entre otros síntomas, dolor abdominal, estreñimiento o diarrea, anemia o déficit de hierro, éstas dos últimas cuando se produce una mala absorción de los nutrientes. No se conoce la causa exacta de estas dolencias.
Síntomas enfermedades del intestino
Entre las enfermedades del intestino, podemos hablar de:
Una vez diagnosticada la dolencia, el tratamiento deberá ser individualizado y atendiendo a la localización, evolución y síntomas de la enfermedad inflamatoria. Y eso también incluye una dieta personalizada y adaptada a las necesidades del organismo en cada momento. Además, es importante mantener una dieta equilibrada cuando no hay síntomas. En el caso de que se presenten posibles intolerancias a un alimento y molestias como dolor o diarrea, bajo asesoramiento médico se puede excluir de la dieta, no sin antes buscar un reemplazo a los nutrientes (valor nutritivo) del alimento excluido.
Prevención enfermedades del intestino
Un buen estado nutritivo mejora nuestras defensas. La alimentación juega un papel fundamental, con la dieta mediterránea como patrón dietético ideal. Una dieta rica en frutas, vegetales y cereales, para conseguir el aporte necesario de fibra y ayudar a nuestro intestino a funcionar como un reloj. Una dieta que debe ir acompañada de una correcta hidratación (mejora el tránsito intestinal). Para completar la dieta, los alimentos probióticos, como los lácteos y yogures, pueden ser un buen aliado.
Para prevenir alteraciones de la flora intestinal, es aconsejable no tomar laxantes de manera habitual, ya que además pueden ser un factor de riesgo de intestino irritable. Debemos evitar las comidas copiosas o los atracones. Es más saludable distribuir el número de comidas (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena).
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