La distrofia muscular es una enfermedad prácticamente desconocida para la mayoría, especialmente en lo relativo a las causas que están detrás y a los síntomas que dan la voz de alarma. De hecho, una de las primeras características, y menos conocidas, es que estamos ante un trastorno hereditario, para el cual, aunque no hay un tratamiento definitivo, sí hay terapias que ayudan a retardar la enfermedad y a mejorar la calidad de vida de quien la padece. Los primeros síntomas de la distrofia muscular suelen aparecer en la infancia. Vamos a ver, más detenidamente, qué hay detrás de esta enfermedad.
Aunque se ha avanzado mucho en el conocimiento de esta enfermedad, lo cierto es que no siempre se puede hablar de una causa concreta que la provoque. De hecho, la distrofia muscular aúna una serie de patologías relacionados con trastornos neuromusculares de carácter degenerativo. En su aparición, los genes (herencia genética) tienen mucho que decir. Una enfermedad que se caracteriza por la atrofia progresiva de los músculos esqueléticos. Poco a poco las células de los músculos dejan de funcionar como es debido, y por ello, también dejan de hacerlo los músculos, perdiendo su fuerza y funcionalidad.
Síntomas Los primeros síntomas de la distrofia aparecen en los primeros años de la vida, es decir, en la infancia. Sin embargo, también hay excepciones y en algunos casos las anomalías pueden empezar en la edad adulta.
En torno a los 3-4 años, en la mayoría de casos, el niño comienza a mostrar los primeros síntomas. Así, las primeras señales del déficit de la fuerza muscular se suelen traducir en dificultades para levantarse y correr o en problemas motores. A medida que el niño crece, la enfermedad sigue su curso, llegando en las etapas más avanzadas a perder la movilidad de las piernas, es decir, la persona con distrofia muscular no puede andar al no poder ponerse en pie por sí misma, siendo necesario utilizar una silla de ruedas para moverse. En algunos casos, la enfermedad también puede conllevar otros problemas asociados, como problemas articulares, en los músculos respiratorios y en el corazón.
Causas La distrofia muscular se puede decir que es una cuestión de genética. La distrofia es causada por una alteración genética, una anormalidad en la composición genética de la persona que interfiere con el funcionamiento de las células musculares que degeneran causando la atrofia.
Tratamiento Aunque hoy en día no hay una cura definitiva, sí existen tratamientos eficaces para mejorar la calidad de vida de quien padece distrofia, ayudando a controlar los síntomas y a reducir las posibles complicaciones. Además del tratamiento farmacológico (en algunos casos se aplica con eficacia cortisona) que prescriba el médico, también son muy recomendables las sesiones de fisioterapia.
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