Día Mundial del Sueño: Un problema crónico para el 4%. Dormir bien es algo que no consigue el 30% de la población. ¿Qué nos quita el sueño? La ansiedad y los problemas laborales y familiares suelen estar detrás de las dificultades para conciliar el sueño y conseguir un descanso reparador, un trastorno al que hay que prestar atención. Y esta carencia de sueño nos hace más vulnerables a padecer pesadillas. Y de, las pesadillas, y más en concreto de los terrores nocturnos, los niños saben mucho, porque los problemas del sueño no conocen edad.
¿Duermes bien? Una sencilla pregunta a la que no todo el mundo puede responder de manera afirmativa. Y es que el sueño es esencial, es reparador, pero para el 30% de la población, según datos de la Sociedad Española de Neurología, SEN, es un problema de salud. Trastornos del sueño que para un 4% se convierten en crónicos. Dormir bien es tan importante como contar con un diagnóstico y conocer las causas exactas que interfieren en nuestro descanso. Y éste es uno de los mensajes en los que, coincidiendo con el Día Mundial del Sueño, los especialistas ponen el acento. Un dato, se estima que aproximadamente nueve de cada diez pacientes que padecen apnea del sueño o síndrome de piernas inquietas, y en torno a seis de cada pacientes con narcolepsia, no cuentan con un diagnóstico.
Dormir mal puede pasar factura tanto a nivel físico como psíquico, ya que además de influir en el rendimiento y la capacidad intelectual, también eleva los riesgos de padecer hipertensión, principal factor de riesgos de los accidentes cerebrovasculares. En caso de padecer otras patologías, dormir mal puede agravar los síntomas.
¿Cuáles son los trastornos del sueño más comunes? El insomnio, el cual además parece ser más frecuente entre las mujeres, es el problema de sueño más común en las consultas de los médicos y especialistas. Según datos de la SEN, en nuestro país se estima que entre el 20-30 por ciento de la población padece insomnio, porcentaje que los médicos subrayan que han aumentado en los últimos años, debido a los cambios en los hábitos de alimentación y al incremento del estrés.
Precisamente la ansiedad, las preocupaciones laborales y personales son las principales causas que nos quitan el sueño. La falta de descanso o el dormir mal nos hace más vulnerables a padecer pesadillas, episodios que pueden afectar tanto a los niños como a los adultos. Aparecen durante la etapa REM del sueño, duran apenas unos minutos, pero su intensidad es tan elevada que afecta al estado anímico de quien las padece durante el resto del día. El bajo estado anímico y la sensación de ansiedad también nos hacen más proclives a las pesadillas.
En el caso de los más pequeños, las pesadillas suelen ser, como apuntan los especialistas, terrores nocturnos, una sensación de miedo difícil de controlar que aparece durante la etapa de sueño profundo. Generalmente aparecen entre los tres y los cinco años y durante la infancia se consideran episodios normales, provocados porque el cerebro está despierto al 50% respecto al cuerpo.
Cuando las pesadillas aparecen en la vejez, tal y como apuntan desde el grupo de estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología, hay que prestarles especial atención porque pueden desvelar o ser la señal de una patología neurodegenerativa, como es el caso del Parkinson o del Alzheimer. Cuando las pesadillas se vuelven constantes se debe consultar al médico, porque aunque en la mayoría de los casos, cuando se producen en torno a los 30 años, no tienen mayor importancia, a partir de los 50-60 años pueden alertarnos de un problema de salud más severo.