Los atracones de comida son un trastorno alimenticio también conocido como trastorno por atracón o comer compulsivamente, con consecuencias tan severas para la salud como la anorexia o la bulimia.
Recurrir a la comida de manera descontrolada para aplacar la ansiedad, el estrés o los problemas emocionales puede llevarnos no sólo a comer en exceso, con el consabido aumento de peso, sino a perder el control sobre la forma de comer. Las personas que padecen este tipo de trastorno alimenticio no suelen provocarse el vómito o tomar laxantes después de comer de manera compulsiva, pero sí pueden sentir un enorme sentimiento de culpabilidad, frustración e, incluso, vergüenza.
Tengo atracones de comida, ¿qué hago? La ciencia parece haber encontrado la clave que podría revolucionar el tratamiento para los atracones de comida.
Excederse con la comida no significa que necesariamente se padezca trastorno por atracón. Estos son los síntomas físicos y emocionales que lo delatan:
Un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale (New Haven, EEUU), y publicado en la revista Science, indagan en cómo tratar de manera efectiva este trastorno. En concreto, los autores apuntan al interruptor para apagar los atracones de comida, ingesta excesiva de alimentos que, en los casos más severos, puede llevar a una persona a ingerir hasta 6.000 calorías al día.
En el trastorno por atracones o binge eating intervienen las denominadas neuronas gabaérgicas (GABA), cuya estimulación en la conocida como zona incierta del cerebro (en el subtálamo) parece ser la responsable de estos episodios compulsivos. Según los investigadores, se podrían evitar estimulando las neuronas glutamatérgicas en el tálamo cerebral.
Los investigadores se centraron en desvelar el papel de esta zona incierta del cerebro en los atracones de comida, utilizando ratones de laboratorio modificados genéticamente para que las neuronas gabaérgicas (GABA) se activarán con la exposición a la luz, mientras una técnica conocida como optogenética. Y sucedió lo esperado, que los ratones sometidos a estimulación lumínica comían más y de forma descontrolada, y por tanto, ganaron mucho peso.
El estudio en laboratorio también constató que cuando cesaba la fotoestimulación de las neuronas, los ratones reducían la ingesta de alimentos, y de hecho, llegaron a comer incluso menos que los que no habían sido modificados genéticamente.
Sin duda, un paso importante para tratar uno de los trastornos alimenticios menos conocidos, pero que puede entrañar problemas para la salud, empezando por el sobrepeso o la obesidad.
También te puede interesar: Adicción alimentos: Cuáles y por qué son irresistibles y todo sobre el TDAH y Bulimia: la relación entre la atención y los trastornos alimenticios.
En primavera la piel necesita un extra de cuidados para que sufra lo menos posible…
Este miércoles, la audiencia al completo de 'La Isla de las Tentaciones' se ha quedado…
Gabriela Guillén ha vuelto a la carga contra la figura del padre de su hijo…
Frank de la Jungla ha compartido un vídeo en el que relata cómo han sido…
Sandra Barneda y Nagore Robles vuelven a verse las caras más de un año después,…
Pese a que en las últimas semanas habían aumentado los rumores de una reconciliación entre…