Sea cual sea el deporte que practiques hay un aspecto importante que no debemos descuidar, y es la higiene íntima, ya que se da la circunstancia de que la actividad física intensa puede hacernos más vulnerables a determinadas infecciones o molestias íntimas. Para evitarlo, tan sencillo como poner en práctica unos consejos que nos harán sentirnos mucho más cómodas después de hacer ejercicio.
Higiene íntima
Correr, nadar, hacer bici, bailar… cualquier esfuerzo físico favorece la aparición de sudor y una sensación de humedad que aumenta la sensación de incomodidad. Para ello es importante elegir adecuadamente la ropa para hacer ejercicio, evitando las prendas excesivamente ajustadas. Si al sudor, sobre todo en la zona íntima, le sumamos el roce al realizar determinados movimientos, aumenta el riesgo de irritación e infección.
Es mejor optar por la ropa interior de algodón o de fibras naturales, ya que las prendas que incorporan materiales artificiales o sintéticos en su etiqueta también pueden favorecer la aparición de gérmenes, molestias en la zona genital o cambios en el olor del flujo vaginal.
A la hora de ducharse es importante utilizar jabones de higiene íntima específicos, elaborados con productos naturales para respetar el pH vaginal y evitar molestias. Tras la ducha, hay que secarse bien, retirando todo la humedad antes de ponerse la ropa. Conviene cambiarse la ropa interior con la que hemos hecho deporte. Si, por algún motivo, no pudierámos ducharnos al finalizar el ejercicio físico, se puede recurrir al truco de las toallitas húmedas, eso sí, siempre utilizando toallitas específicas para la higiene de la zona íntima.
Si hemos practicado natación, conviene quitarse lo antes posible el bañador y secarse bien, ya que el exceso de humedad, sobre todo en el caso de las mujeres, favorece el desarrollo de cistitis y micosis.
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