¿Te preocupas demasiado por las cosas?, ¿tienes dificultades para relajarte?, ¿problemas para dormir? Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa puede que seas una candidata idónea a padecer ansiedad, un estado emocional que, en condiciones normales, nos ayuda a afrontar determinadas situaciones, pero que cuando pasa a ser intenso o continuo puede convertirse en un serio problema para la salud. La ansiedad, al igual que el estrés, puede condicionar nuestras vidas y afectar a nuestro bienestar físico y emocional. De ahí la importancia de controlar los síntomas y, sobre todo, no subestimarlos. Vamos a ver, a continuación, algunas de las señales que nos pueden alertar de que padecemos ansiedad.
Morderse las uñas
No solo es un hábito, casi involuntario, que muchas personas no pueden evitar, sino que según los expertos es uno de los recursos más comunes para frenar la ansiedad o la sensación de angustia. Según datos médicos se estima que el 10% de los adultos se muerde las uñas, lo cual tiene consecuencias estéticas y también para la salud.
Picotear entre horas
La comida es otro de los recursos más comunes a la hora de controlar la ansiedad. Sin embargo, recurrir a la comida suele conllevar problemas asociados, como el desequilibrar la dieta y ganar peso, ya que lo que se conoce como hambre emocional o comer por ansiedad nos lleva a ingerir alimentos más calóricos y menos saludables.
Tocarse la cabeza constantemente
Otra señal de que estamos ansiedad es tocarse la cabeza o el pelo de manera continua, un gesto asociado a la necesidad de tener ocupadas las manos para aplacar el nerviosismo y en otras ocasiones debido al dolor de cabeza que puede aparecer ante un exceso de tensión emocional. Cómo evitar la ansiedad depende de ti y se puede lograr, pero el primer paso es descubrir si realmente tienes el problema.
Dificultades para dormir
Incluso en algunos casos las dificultades para conciliar el sueño pueden venir acompañadas de pesadillas debido a la tensión emocional. Dormir es fundamental para la salud física y emocional y para evitar la somnolencia diurna. El dormir mal nos hará estar más irritados, ansiosos y cansados, lo que redundará en pérdida de concentración, entre otras.
Tener náuseas
Cuando la ansiedad se vuelve difícilmente controlable, e incluso en situaciones puntuales (por ejemplo, la ansiedad ante un examen o entrevista de trabajo), pueden aparecer otros síntomas como náuseas o necesidad de vomitar. Un signo que no debemos subestimar porque denota que la ansiedad está empeorando.
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