Para dejar de ser obsesiva por algo, lo primero es reconocer el temor, preocupación o miedo que subyace detrás de ese pensamiento recurrente. Identificar aquello con lo que estamos demasiado obsesionadas. No solo se puede tener obsesión por la limpieza, a las compras e incluso obsesión por enamorarse, hay otros pensamientos obsesivos que pueden bloquear nuestra mente.
Las obsesiones dañan la salud emocional, y lejos de traer felicidad suelen venir acompañadas de ansiedad, frustración o enfado, entre otras emociones negativas.
Los pensamientos obsesivos son aquellas ideas involuntarias, repetitivas y a las que damos vueltas de manera recurrente. Son pensamientos negativos, y al focalizar toda la atención en ellos no hacemos sino aumentar la carga de estrés y ansiedad. Pensamientos que pueden influir en el estado de ánimo y en el comportamiento.
La mayoría de estos pensamientos pasan inadvertidos, pero hay personas para las que terminan convirtiéndose en una obsesión cotidiana.
Las características de una persona obsesiva más comunes son:
Para dejar de ser obsesiva hay que aprender a controlar los pensamientos y a canalizar las emociones. Estos son algunos consejos que podemos poner en práctica.
Cuanto más intentas evitar un pensamiento recurrente, más se afianza. Para enfrentarse a las obsesiones hay que aceptarlas, saber qué las provoca y no sentirnos culpables por ello. Si identificas qué genera la ansiedad, podrás aprender a controlar estas situaciones y con ello los pensamientos obsesivos.
Algo tan sencillo como llevar un diario para anotar aquello a lo que no paras de dar vueltas. Utiliza el diario para plasmar los pensamientos negativos y vaciar así la mente.
Una mente activa es sinónimo de bienestar emocional. Para combatir la ansiedad, y mantener ocupada tu mente, dedica tiempo a aquello que te hace sentir bien. El ejercicio físico (dar un paseo, andar en bici…), así como las terapias de relajación, desde la práctica del yoga a la atención plena del mindfulness, relajan el cuerpo y la mente.
Un sencillo ejercicio para evitar los pensamientos negativos y recurrentes. Imagina que tu cerebro es la pantalla del ordenador. Escribe el pensamiento que te desagrada o molesta en un documento y deposítalo en la papelera, luego elimina.
Otro ejercicio es cambiar tu punto de atención. Cuando te asalte uno de estos pensamientos, no te detengas en él y dirige tu atención a cualquier otra cosa.
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