¿Cómo prevenir los fibromas uterinos?

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Miomas o fibromas, porque las células de los músculos, al ser largas y estrechas, reciben el nombre de fibras. Los fibromas constituyen el tumor benigno más frecuente en el capítulo de la salud íntima femenina. Pueden ser múltiples, y su tamaño varía desde unos pocos milímetros hasta 20 centímetros. Aparecen por el crecimiento anormal de las células del músculo de la pared del útero. Por ahora, sus causas concretas arrojan interrogantes, si bien se apunta a su relación directa con las hormonas denominadas estrógenos, ya que no suelen darse durante la pubertad. Después de la menopausia suelen disminuir, e incluso desaparecer.

Síntomas
Generalmente, no es raro que la presencia de fibromas no vaya acompañada de ningún síntoma evidente. En otros casos, puede provocar reglas abundantes o prolongadas, pérdidas de sangre entre reglas, dolor en el bajo vientre o dolor lumbar durante la regla. Cuando aumentan de tamaño, pueden hacer fuerza sobre la vejiga, provocando la necesidad de orinar con mayor frecuencia. También pueden causar sensación de pesadez o síntomas de estreñimiento.

Complicaciones
La presencia de reglas más abundantes y prolongadas puede hacer a la mujer más vulnerable a padecer anemia. En algunos casos, cuando el mioma está unido al útero, puede provocar un dolor agudo e, incluso, obstruir el cuello del útero. Aunque estos tumores no provocan esterilidad, por su ubicación y tamaño sí pueden interferir en la consecución del embarazo.

Cómo prevenirlos
Cuando los fibromas son pequeños y no provocan ningún síntoma, no suele ser necesario aplicar ningún tratamiento específico. Cuando se controlan con medicamentos, el médico aconsejará una revisión al menos cada seis meses. Cuando los fibromas han aumentado de tamaño, se pueden extirpar. Suele hacerse mediante cirugía abierta o por laparoscopia, una técnica para extraerlos a traves de pequeñas incisiones en la pared abdominal, o bien por vía vaginal. Hay otras técnicas más avanzadas cuando se trata de eliminar los tumores y conservar el útero, si bien, todavía se están valorando sus consecuencias para embarazos posteriores. Una consiste en irrigar los miomas introduciendo una sonda y la otra técnica se basa en utilizar calor, mediante ondas de radiofrecuencia, para destruirlos.

La mejor prevención es detectar a tiempo los fibromas, por lo que no debemos olvidar la importancia de acudir a las revisiones ginecológicas de manera periódica.

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